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Boyante actividad de fusiones y adquisiciones

De lo que va de año la rentabilidad de la renta variable está siendo bastante decepcionante, menos del 1%, tanto por el índice de acciones S&P 500 de EEUU como por el índice Stoxx Europe 600. A ello se añade que la volatilidad ha aumentado significativamente en comparación con 2017. Ahora bien, esta decepción no se debe a unas malas condiciones económicas o a un empeoramiento de los fundamentales de las empresas. De hecho la aceleración de la actividad de fusiones y adquisiciones es indicativo de que el sentimiento de los inversores no es tan pesimista. Hay que tener en cuenta que las fusiones pueden mejorar la eficiencia y reducir el exceso de efectivo en los balances. De manera que hay soporte para los mercados en los próximos meses.

En conjunto, en el primer trimestre se han llegado a anunciar 41 ofertas de compra en EEUU de más de mil millones de dólares cada una, 30 en Europa y 20 en mercados emergentes (fuente: FactSet). Si anualizamos estas cifras hay aumento respecto a 2017, mayor en Europa y emergentes, mientras que Japón no muestra un aumento significativo. El valor agregado de los anuncios es impresionante: 284.000 millones de dólares en EEUU, 293.000 en Europa y 96.000 en emergentes. Anualizado supone casi el 3,8% de la capitalización del índice S&P 500, el 9% del Stoxx Europe 600 y el 5,3% del índice de mercados emergentes MSCI Emerging Markets.

Mayores ofertas

De momento las dos mayores ofertas han sido en EEUU por parte de Express Scripts en 54.000 millones de dólares por Cigna y en Europa de Shire Pharmaceuticals en 65.000 millones por Takeda. En total un tercio del valor de los anuncios corresponde al sector salud en EEUU y Europa, seguido de tecnología en EEUU y consumo discrecional en Europa. Por número de anuncios las finanzas representan la mayoría en EEUU (22%) y Europa (24%), seguido por tecnología en EEUU (20%) y consumo discrecional en Europa (17%).

En EEUU los múltiplos de valor de empresa/beneficio de explotación de estas ofertas de fusiones y adquisiciones fue de 13,3 veces en 2017 y ha bajado a 12,8 este primer trimestre, mientras que en Europa ha permanecido casi sin cambios en 10,6 y en emergentes ha aumentado algo más, hasta 12,3 veces. Estas valoraciones están por encima del valor del índice S&P500, que ha llegado a cotizar a 9,6 veces beneficios este año y del índice Stoxx Europe 600 que ha llegado a cotizar a 7,5 veces. De hecho las primas pagadas han sido atractivas para las empresas objeto de compra: de cerca del 30% por encima del último precio de mercado en EEUU -significativamente más que en 2017- y un 43,2% en Europa -posiblemente el máximo histórico-.

El caso es que las empresas, con los tipos de interés a largo plazo aumentando, tratan de aprovechar las atractivas condiciones de financiación mientras duran, así que se muestran más decididas a concluir ofertas en efectivo, las cuales han aumentado en EEUU desde el 30% del total en 2017 al 40% en lo que va de año. La tendencia es más marcada en Europa, del 22 al 45%, aunque no en emergentes, donde en cualquier caso la mayoría de operaciones se suelen hacer en efectivo. Al mismo tiempo los acuerdos de compra solo mediante acciones han disminuido.

Ofertas fracasadas

También hay que tener en cuenta que en EEUU el 17,5% de las ofertas anunciadas desde 1992 han fracasado o no han finalizado y el 20,6% en Europa. En EEUU los acuerdos que han fracasado han supuesto una quinta parte del valor de los anunciados, mientras en Europa cerca de una cuarta parte -han llegado a suponer un tercio del total en valor de los últimos años-, debido al rigor de las normas europeas pro-competencia en comparación con EEUU.

Sin embargo en Japón la actividad de fusiones y adquisiciones siempre ha sido menor, menos del 1% de la capitalización de su mercado desde 2012. Además, no forma parte de los objetivos de las medidas de política económica Abenomics. De todas formas esta falta de entusiasmo es atribuible a una fuerte cultura corporativa que hace difícil integrar a los rivales. Además, las fusiones conllevan despidos, lo que va en contra del contrato social implícito en virtud del cual las empresas japonesas no despiden trabajadores en las desaceleraciones, pero son reticentes a aumentar salarios en los buenos tiempos. Además, los bancos japoneses no muestran disposición a financiar fusiones y adquisiciones domésticas. De todas formas, incluso las empresas japonesas han llevado a cabo este año adquisiciones por valor de 97.000 millones de dólares, récord desde 2000, eso sí, en gran parte fuera Japón.

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