La lógica y las formas de funcionamiento de la Unión Europea (UE) difieren bastante de las de los Estados Miembros (EM). Es el caso, también, de su presupuesto de ingresos y gastos. En esta primavera 2018 se han empezado a considerar las cuadernas de los presupuestos correspondientes al periodo de programación 2021-2027. El presupuesto europeo es anual (y de unos 150.000 millones de euros), pero se da en el marco del acuerdo financiero para varios años. La programación plurianual es doblemente inteligente. Se evita negociar cada año el presupuesto y se da un mejor horizonte temporal a las políticas e inversiones europeas.
El presupuesto de la UE tiene otra diferencia relevante con los de los EM: distingue entre gastos para compromiso durante el año y gastos para pago durante el año. Unos son los que anualmente las instituciones de la UE se podrán comprometer a pagar (en aquel mismo año o años siguientes del periodo de programación). Los otros son los gastos que efectivamente se podrán pagar en un año (por haber sido comprometidos aquel mismo año o en años anteriores).
El momento presente de negociación del marco financiero plurianual 2021-2027 de la UE es, pues, también tiempo de grandes propósitos sobre la UE del futuro y, de un modo concreto, sobre las políticas europeas de mayor impacto presupuestario.
El presupuesto de la UE es relativamente escaso. Supone el 1,1% del PIB de la UE mientras que los presupuestos de los EM rondan el 50% y el presupuesto federal de EEUU el 13%. La exigüidad del presupuesto indica que el principal instrumento de las acciones europeas no es el financiero sino el normativo, no son tanto los euros que se pagan como las normas que se dictan. La regulación es clave en la tarea de la UE, por ejemplo, en el ordenamiento de la competencia en el mercado interior.
Los mayores gastos del presupuesto de la UE derivan de la política agrícola (con subvenciones directas a los agricultores) y de la política regional (con cofinanciación de inversiones públicas en los territorios menos favorecidos). La Comisión propone que se reduzca moderadamente los recursos aplicados a estas dos políticas (agrícola y regional), en ambos casos en torno al -5%. Estas políticas se modernizarán para asegurarse de que pueden alcanzar sus objetivos con menos recursos y servir nuevas prioridades.
De este modo, la política de cohesión regional habrá de desempeñar un papel cada vez más relevante en el apoyo a las reformas estructurales de la economía, así como a la integración local de los migrantes. La Comisión propone incrementos sensibles de los recursos aplicables a las políticas de innovación (+50%), migración (+60%), acción exterior (+26%) y seguridad y defensa (+40%).
Los ingresos de la UE derivan de los aranceles sobre el comercio exterior y, en un 90%, de las contribuciones de los EM, que se calculan en función de su PIB y de su recaudación por IVA. Los ingresos netos del próximo periodo de programación se reducirán por el Brexit, hasta con -12.000 millones de euros anuales. El presupuesto de la UE carece de ingresos financieros, no tiene déficit.
Los ingresos no procedentes de los EM son nimios y tienen pocas perspectivas. Así es difícil que pueda aplicarse en el periodo 2021-2027 una hipotética tasa Google. Gravarían 150 grandes firmas digitales, temporalmente, hasta que fuera efectiva la armonización de la base imponible del impuesto de sociedades y se evitase así el fraude de la ingeniería fiscal de las multinacionales; podría reportar hasta 5.000 millones de euros al año.
Por otra parte, se está considerando cómo reforzar el vínculo, denominado condicionalidad del gasto, entre la financiación de la UE y el respeto en los EM de los valores europeos fundamentales y la vigencia del Estado de derecho. Con todo, recordemos que en este mundo de reglas que es la UE hay una que limita el máximo de recursos que un EM puede recibir por todos los conceptos de la UE: un 4% de su PIB.
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