Firmas

Ciudadanos con prisas

Albert Rivera, líder de Ciudadanos. Foto: Efe.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, parece pisar a fondo el acelerador para llegar a La Moncloa. Como en la película de Carlos Saura, ha dicho a los suyos Deprisa, deprisa (1981). Y cuando eso ocurre se suelen cometer gravísimos errores, como le sucedió a Felipe González y a Alfonso Guerra en 1980 con la autonomía andaluza. Como tenían prisa para desalojar a la UCD, utilizaron la cuestión identitaria. El famoso "café para todos" agudizó los problemas catalán y vasco. De aquellos polvos estos barros.

Ahora pasa un tanto de lo mismo con la formación naranja. A todas luces se muestra como un mal aliado, el peor para Mariano Rajoy. Desde el PP le acusan de no hacer política para resolver el conflicto catalán, a pesar de que ganó las elecciones en esa autonomía. Al contrario, consideran que utiliza Cataluña para hacer política en España. Tal estrategia siembra el rencor y sus adversarios se convierten en sus enemigos, lo que es un grave hándicap para gobernar España.

Precisamente, dicha beligerancia fue la que condujo a Rivera a exigir a Rajoy que la Policía actuase contundentemente contra los votantes en el referéndum ilegal del 1-O. Fue el mayor error que cometió el Gobierno en su intento de frenar la independencia. A pesar de ello, Ciudadanos no solo no sufrió desgaste, sino que obtuvo réditos electorales. No satisfechos de la faena, posteriormente acusaron al ministro Cristóbal Montoro de hacer la vista gorda en la financiación del 1-O. Cualquier cosa parece servirles para alcanzar cuanto antes el poder.

Albert parece darse cuenta de que hay un trasvase de votantes del PP a Ciudadanos y lo favorece con un discurso extremadamente conservador. La derechona, con José María Aznar a la cabeza, acusa a Rajoy de ser demasiado blando con los catalanes, por lo que elige a Rivera como nuevo caudillo. El problema es que el político naranja puede quedar prisionero de los sectores conservadores, dejando libre el centro que persigue Pedro Sánchez. Es curioso observar cómo se inicia el trasvase de votos de Ciudadanos al PSOE. Como dice mi amigo Javier Ayuso en El País, el modelo de política veleta de Ciudadanos puede pasar factura. Vimos que lo de Pablo Iglesias fue un sarampión pasajero y lo de Rivera puede ser otro, deprisa-deprisa.

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