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La zarandeada imagen de España en el exterior

  • El conflicto catalán, 'La Manada' y el adiós de ETA empañan la imagen
Las imágenes del 1-O dañaron la percepción exterior de España. Foto: EFE

No corren buenos tiempos para la imagen de España. Son demasiados asuntos ya en los que la visión que los medios de comunicación extranjeros ofrecen en sus países de nuestra realidad nacional es distorsionada, indocumentada, desconocedora de la realidad de un país que, con sus errores y sus sombras, puede homologarse a las principales democracias mundiales en derechos y libertades, si no superarlas. Lo más extraordinario de esta situación que se observa desde hace algunos meses es la colaboración que desde dentro se da a esa distorsión y a ese acoso a la reputación del país.

Los sucesos del primer día de octubre en Cataluña están siendo colocados en su exacto lugar por la Justicia. Si nos atenemos a la imagen que los independentistas lograron trasladar fuera de lo ocurrido en algunos centros de votación, España sale muy mal parada. Corresponsales, portadas y analistas de la prensa europea e incluso norteamericana no dudaron en aceptar la idea de la represión sin mirarse las resoluciones judiciales en las que se ordenaba impedir la votación por ser inconstitucional. La resistencia a esa orden judicial, como a cualquier otra, obligó a las fuerzas de seguridad a intervenir y eso hicieron Policía y Guardia Civil en ausencia de los Mossos. De haber leído lo que los jueces dijeron, la prensa extranjera habría contrastado la única versión que dio por buena de lo ocurrido aquel día. Pero la imagen de España ya estaba dañada gravemente.

La sentencia del caso de 'la manada' (me niego a poner mayúsculas para nombrar a semejante grupo) ha llegado esta semana a la ONU y al Parlamento Europeo. El desprestigio de España vale a los intereses ideológicos tanto como a los partidistas. Un asunto que debemos resolver los españoles, siendo inflexibles en la crítica a los jueces y cambiando las leyes para que no puedan volver a redactar un fallo similar nunca. La imagen de España esta semana en esas instituciones ha sido la de un país en el que los violadores campan a sus anchas y plenamente invivible. El debate que habría que tener en el Congreso de los Diputados se ha provocado en la eurocámara para así contribuir un poco más a la crisis de reputación de un país donde pasan cosas buenas y malas, y donde son las segundas las únicas que interesan para una parte importante de la opinión.

Y para cerrar este círculo de desprestigios, el final de ETA. Todavía ayer, el día en que un terrorista huido y una sangrienta asesina han escenificado, aunque sin ofrecer su imagen, el final trampa de ETA, uno de los diarios más prestigiosos del continente, el Frankfurter Allgemeine Zeitung tildaba a la banda terrorista de "organización clandestina". Si sesenta años después de iniciada su actividad delictiva hay periódicos europeos serios que no saben denominar a ETA con los términos adecuados, España sigue teniendo un problema.

¿Qué hacer para contrarrestar esos ataques a la imagen de un país, que como vemos vienen en su mayoría de dentro?. Difícil empresa la de las embajadas españolas en todo el mundo. Funciona mejor el boca-oreja de la ciudadanía que cualquier misión diplomática, aunque éstas también sean pertinentes.

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