
La joya de la Corona vuelve a suscitar maremotos políticos. Los movimientos que estos días ponen en ebullición la precampaña electoral municipal en Madrid vuelven a colocar a la capital de España en el punto de referencia de los partidos, en la primera piedra de toque fundamental para conquistar el poder en las generales de 2020. El ambiente político de estas semanas en la Villa y Corte está enloquecido por los efluvios electorales, como ocurría en los tiempos en que Aznar conspiraba para retirar al alcalde Álvarez del Manzano de la circulación ofreciendo a Ruiz Gallardón la candidatura más preciada y haciéndole descabalgar de la montura en la que hizo carrera política, la nada desdeñable presidencia de la Comunidad Autónoma. O en aquellos episodios en los que el PSOE dejaba caer a un paracaidista en la política madrileña, como Cristina Almeida o Fernando Morán, con magros resultados.
La situación provocada por las claras irregularidades del master de Cristina Cifuentes obedece a todo este aroma primaveral, que se adelanta en doce meses casi exactos a la cita con la triple urna de mayo del próximo año: habrá papeleta para elegir alcalde, presidente regional y diputados en el Parlamento Europeo. No conviene separar ese aroma de la postura de cada formación política en torno al tormentoso posgrado de la presidenta madrileña, porque todo lo que dicen Ciudadanos, PP, PSOE y Podemos sobre ella está impregnado por su fragancia. Ni uno solo de estos cuatro partidos ha dejado de mirar con el rabillo del ojo sus intereses electorales a la hora de posicionarse sobre la polémica del master, y así va a seguir siendo se celebre o no la moción de censura durante el mes de mayo. Así será sean quienes sean los candidatos que aspiren finalmente a ocupar la Real Casa de Correos a partir de junio de 2019 (Errejón por Podemos, Gabilondo en la candidatura socialista, Aguado parece claro en la de Ciudadanos, y la incógnita abierta en canal en el PP).
Los corrillos y sobremesas de restaurante están preocupados estos días en buscar ese candidato popular a la presidencia, un empeño que parece se producirá aguante o no Cifuentes lo que resta de legislatura. El inicialmente previsto candidato a la alcaldía parece haber cambiado de caballo a media carrera y podría encabezar la lista autonómica, aunque quien más poder tiene para decidirlo no ha dicho aún ni media palabra ji un público ni en privado. Eso abriría el debate sobre la no menos crucial candidatura municipal, para la que vuelven a sonar nombres salidos directamente del Consejo de Ministros. Nombres masculinos y femeninos.
Y de repente, en este panorama preelectoral sin freno, aparece la oferta del PSOE a Carmena para encabezar su lista al Ayuntamiento capitalino. Unos piensan que es una jugada maestra porque priva de su principal aval político al rival ideológico de los socialistas que es Podemos. Otros se preguntan cómo debe estar la casa de Ferraz para pensar en una alcaldesa de otro partido como principal aval de sus siglas para ganarse la confianza de los madrileños. Por mucho que se desmienta, el ofrecimiento informal o coloquial se produjo las pasadas navidades, y la interesada no dio una negativa tajante. Exploró la posibilidad de llevarse a unos cuantos miembros de su
cuestionado equipo de gobierno, porque al resto la regidora no quiere tenerlos más tiempo a su lado. Lo cual habla muy claro sobre lo que ha ocurrido en Madrid estos últimos tres años.