Firmas

Alta traición

Foto: Efe.

Si Alemania concede la extradición de Puigdemont por un hipotético delito de alta traición mal se le van a poner las cosas a Junqueras y al resto de los procesados por el juez Llarena. Hasta ahora los juristas y expertos no se ponían de acuerdo sobre si se les podría acusar por un delito de rebelión. Pero si los jueces alemanes dan su plácet, difícilmente podrán seguir argumentando que la Justicia española está politizada. De lo que cada vez hay menos dudas es de que los Jordis, Marta Rovira, Mas y los exconsejeros Turull, Romeva, Rull y Bassa conspiraron durante años para subvertir el orden constitucional establecido. Un delito muy grave, que nadie duda que tiene que ser sancionado con penas muy severas. Es opinable si para conseguirlo utilizaron o no la violencia, pero lo que está claro es que sus propósitos y sus consecuencias -aunque fuesen diametralmente opuestas- eran similares a las que se perseguían con el 23-F. En ambas ocasiones, la asonada fracasó y se evitó un enfrentamiento social violento, pero no debemos olvidar que tal riesgo ha estado presente en las dos.

Si Tejero y sus cómplices fueron a prisión, no existen motivos para que Puigdemont y los suyos no paguen con idéntica pena. En ambas intentonas, los golpistas estaban animados por el idealismo e inspirados por lo que consideraban una buena causa. Pero como dice la sabiduría popular, "el infierno está empedrado de buenas intenciones". Como en la película dirigida por Roy Boulting, Alta traición (1955), lo que hicieron los conjurados fue muy grave, porque podría haber tenido consecuencias incalculables. Las guerras civiles se inician cuando una minoría rompe la convivencia. Hoy Cataluña es una comunidad enfrentada en dos bloques. Los independentistas no solo han provocado el odio contra España, sino también contra la otra mitad de catalanes que se sienten parte del Estado español.

Para eso está la Justicia, para evitar actos cuyas consecuencias pueden ser devastadoras. No basta decir ahora que se les encarcela por defender sus ideas. Son muchos, empezando por Torrent, quienes defienden las mismas ideas que los detenidos y no se les encarcela. La acción judicial se aplica por lo que hicieron, aunque ahora traten de decir que fue en nombre de la democracia.

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