Probablemente, nunca sabremos qué pasó por la cabeza del Rey cuando Ada Colau le explicó en la cena del Mobile por qué se había negado a recibirle. Públicamente, la alcaldesa nos dijo a todos, con la gallardía populista de la que suele revestirse en ocasiones como éstas, que se negaba a rendirle vasallaje o pleitesía. Algo así como si estuviéramos en la Edad Media.
Olvidó mencionar el derecho de pernada, aunque tal vez lo reserve para el paro del 8 de marzo, que necesita mucha tele. En privado, según nos ha contado el delegado del Gobierno, la alcaldesa fue más cobarde o comedida, cada uno que lo vea como quiera.
"La gente está muy dolida", explicó Colau al monarca, como si ella supiera cómo está la gente y el rey no tuviera ni idea. Y continuó: "Siempre nos hemos distinguido por defender el diálogo y la democracia". En fin... Porque lo del Mobile es muy serio y muy importante y porque Don Felipe es un hombre muy formal y además como jefe del Estado, el que de verdad representa a todos los españoles, había sufrido una afrenta y también porque hay que guardar las formas, pero solo de imaginarlo es para echarse a llorar de la risa.
Es lo que pasa ante los personajes sin consistencia, como Colau, que si actúan bien, al principio te los crees, pero mucho tiempo ante el foco acaba por derretirlos y se quedan en nada. Es el riesgo que corre la alcaldesa de la Ciudad Condal y ella lo sabe, porque ya ha hecho varios papeles a lo largo de su vida: primero intento triunfar en la tele, después montó la PAH y ahora se dedica a la política.
Aunque no ganó las elecciones, es la jugada que mejor le ha salido, porque es alcaldesa. Pero en el PSOE están hartos de apoyarla, las encuestas de Bescansa dicen que está cayendo más de lo que dice el CIS y si se repite el resultado de las últimas elecciones autonómicas en Barcelona, los de Ciudadanos la van a barrer del ayuntamiento. Quizá piensa que insultando al rey va a parar la caída. O subiéndose a la espalda de los pensionistas, o montando manifestaciones de mujeres...
Me temo que no, que más temprano que tarde tendrá que dejar el bastón de mando gracias a la democracia que tanto invoca, que tan poco practica y en la que obviamente menos cree. A lo mejor el rey, que dicen que es un gran cinéfilo, recordó esa escena de The Queen, en la que Isabel II le advierte a un recién llegado Tony Blair que ha visto pasar a muchos primeros ministros, que es ella, Su Majestad, la que permanece. A punto estuvo de caer, pero al final la monarquía fue más fuerte que Lady Di y su primer ministro.
Pero Don Felipe, demasiado educado para decir algo así, le respondió a Colau algo más obvio: que es él, el Rey, el que defiende la Constitución. Es decir, la ley. Es decir, la democracia. Aunque los niños que ganan el concurso de ¿Qué es un rey para ti? lo saben de sobra, Ada Colau no debe tener todavía claro el concepto.
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