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España existe

  • Los que llamaban fachas a los que portaban la bandera nacional ahora callan
Foto: Dreamstime.

Llamaron fachas a los que se manifestaron en Barcelona hace meses portando banderas de España, llamados por Sociedad Civil Catalana. Pero fueron tantos que hasta los partidos que renegaron en la primera convocatoria, se sumaron entusiasmados a la segunda (bueno, todos excepto los de siempre, es decir, Podemos y los nacionalistas).

Con Ágatha Ruíz de la Prada probaron otra respuesta. Nada que decir a la iniciativa de la diseñadora de alfombrar su desfile en la pasarela de Madrid con la bandera nacional. Silencio, como si no hubiera existido, así pasaba mejor el mal trago que seguro que tuvo que suponer. Y ahora, que es Marta Sánchez la que homenajea a su país poniendo su propia letra al himno, al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, se le ha olvidado lo de la "cutre pachanga fachosa" y lo más que se atreve a musitar algún opinador que se deja caer por alguna cadena de televisión es que debemos tener cuidado, porque pueden envalentonar al nacionalismo catalán. ¡Como si no estuviera ya suficientemente crecido!

Sospecho que los que creían que España como realidad social no iba más allá de aplaudir a la Selección nacional de fútbol por sus victorias no ganan últimamente para desagradables sorpresas.

Por eso, a los que hasta hace bien poco se les llenaba la boca con la palabra fascista, y otros adjetivos de significados similares, para etiquetarlos, ahora se tientan la ropa, no vaya a ser que les pase factura en los comicios que se celebrarán el año próximo.

Parece obvio, pero no habíamos caído en la cuenta: en España hay españoles y cada uno lo vive o lo siente y lo exterioriza, si es que lo hace, a su manera. Son muchos más de lo que parecía y han empezado a pedir respeto, a exigir que no se les agreda.

Por eso, estamos viendo hechos impensables hace pocos meses, como que cientos de personas se manifiesten en las Islas Baleares para protestar contra la discriminatoria inmersión lingüística forzosa, por eso el Gobierno, que había mirado hacia otro lado ante las sentencias judiciales que obligaban a garantizar la enseñanza en castellano para los padres que lo desearan en Cataluña, busca como sea la fórmula que lo garantice y les saque del aprieto.

Buena prueba de este cambio que se está viendo en el país es que hasta algunos barones socialistas se rebelan por las cesiones de Ferraz al intolerante nacionalismo. La conclusión es clara: España estaba ahí, adormecida. Y ha despertado con música.

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