
Hay que reconocer un talento especial de los catalanes para hacer teatro. Lo llevan en la sangre. Así lo acreditan grupos como Comediants, Tricicle, Dagoll Dagom o Els Joglars. Auténticos genios en la interpretación de comedias absurdas. Por tanto, no es extraño que todo el proceso independentista se parezca más a una astracanada que a una sublevación. Es un gran enredo y para disfrutar de él tenemos que pagar un precio.
Cuando los tribunales encarcelaron a sus protagonistas, éstos se sorprendieron: "¡Oiga, que no es para tanto!", según han explicado al juez todo era como una broma... Y lo tremendo del caso es que es cierto, ya que nunca se plantearon en serio construir una República Catalana. Tal vez la CUP sí, ¿pero y el resto? El resto no. Lo que querían era llenar la cesta de peces.
El caso es que ahora, como en la película de Bob Fosse All that jazz (1979), todo está preparado: focos, escenario, atrezzo, conspiraciones entre bambalinas, coreografía... Está avisada la prensa y el público espera a que el director de escena, Roger Torrent, diga: "¡Empieza el espectáculo!" y en ese momento el protagonista Carles Puigdemont entrará en escena, o no entrará (¡Dios sabe, para eso estamos en el teatro del absurdo!), y dirá: "Ja sóc aquí!". Lloros, abrazos, crujir de dientes. La policía sin saber qué hacer: "¿Le detenemos, mi sargento?"; "Déjalo estar, Jiménez, que se va a montar parda".
Por eso, lo que molesta al independentismo no es el 155, sino que Ciudadanos saque a relucir lo de Tabarnia. Ver al heroico actor Albert Boadella interpretando a Josep Tarradellas (quien si levantase la cabeza se volvería a morir) diciendo "No sóc aquí!" les huele a cuerno quemado. No hay peor astilla que la que sale del propio tronco.
¿Y si Puigdemont no viene? No pasaría nada: le harían eurodiputado y a vivir. Además, ya estará escribiendo sus memorias para una importante editorial que le pagará lo suficiente para vivir del cuento al tiempo que da conferencias y charlas en universidades. Incluso se podría hacer una película que vendría a ser un remake de la divertida comedia de Steven Spielberg Atrápame si puedes (2004), aunque Puigdemont no es Leonardo DiCaprio a pesar de su último corte de pelo.