
Para poder ejercer correctamente el ejercicio de la contabilidad, los contables, los financieros y demás personas ligadas con este mundo, tenemos que adaptarnos al nuevo entorno global que nos rodea y debemos fijarnos como objetivos para el 2018 los siguientes:
1. Conocimiento de los impuestos
Cada uno de los actos económicos de una empresa con reflejo contable, están íntimamente ligados con impuestos. No se trata de llevar solo una contabilidad ordenada, adecuada a la actividad de la empresa, que permita un seguimiento cronológico de todas sus operaciones, así como la elaboración periódica de balances e inventarios (artículo 25 CdC). Se trata que hay conocer las importantes implicaciones fiscales de las operaciones de una empresa para su contabilización y para su remisión a las autoridades fiscales. El contable debe ser un experto en cuentas, pero también tiene que serlo en los impuestos más directamente relacionados con la actividad de cada empresa y especialmente en el IVA y en el Impuesto sobre Sociedades. Es un reto importante, dado que hay que estar continuamente actualizado en materias fiscales sujetas a permanentes cambios legislativos. Esto no significa que debamos eliminar la figura del asesor fiscal, esto significa que debemos tener el conocimiento suficiente para que el asesor no gestione ni decida, solo asesore.
2. Actualización en la normativa contable
La normativa no se quedó en el Real Decreto 1514/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprobó el Plan General de Contabilidad. En estos 10 años ha habido importantísimos cambios en materia contable que debemos conocer, analizar y aplicar. Estos cambios se acentúan cuando nos encontramos en empresas que aplican Normas Internacionales de Información Financiera. Tenemos que ser conscientes que la Contabilidad implica conocer la normativa en su totalidad y no solo la parte que afecte a un negocio en particular o un ámbito concreto. En caso contrario, se estará destinado a quedarse en el ámbito de la mediocridad.
3. Dar mucha importancia a la Tesorería
El principio de devengo es una norma máxima en contabilidad. Pero para la supervivencia de una empresa y su desarrollo, debemos gestionar y controlar muy bien el cash-flow de una sociedad. Los analistas, los inversores, los acreedores, y en general, cualquier interesado en una empresa, no solo se van a fijar en la cuenta de resultados, sino que van a estudiar detenidamente el efectivo de que dispone, su tesorería neta, es decir, una vez descontadas sus deudas, la capacidad de transformar sus resultados en dinero en el menor tiempo posible y los fondos que se tienen para hacer frente a sus deudas a mas corto plazo. Se busca por lo tanto que una empresa genere riqueza patrimonial y sobre todo riqueza efectiva.
4. Conocimiento del inglés
La contabilidad no está al margen de la globalización de las normativas fiscales y contables y de la expansión de las empresas. Todo ello implica necesariamente un conocimiento del inglés como lengua internacional de entendimiento contable.
5. Dominio de los sistemas informáticos de gestión contable (ERP)
Enfocado principalmente a las posibilidades que ofrece el ERP de cada empresa, para poder explotarlo al máximo y conseguir una mayor automatización de tareas, extensión del mismo a otras áreas de la empresa e integración de procesos, reducción de costes, mejora en los reportes y mejora en la comunicación interna y externa, etc.
Búsqueda por tanto de la eficiencia en su uso y no solo disponer del mismo para meros apuntes y reportes contables.
6. Optimización de los tiempos y de las formas en la recopilación de la información financiera
Estrechamente relacionado con el anterior punto, cada vez hay una mayor interconexión entre las distintas áreas y departamentos de las empresas en los que se trata con información financiera, que finalmente se tienen que centralizar en el departamento contable, el cual, va a desempeñar un papel fundamental de supervisión, para que toda esta información llegue en los formatos y especialmente en los tiempos adecuados, para su remisión a las autoridades fiscales.
Esta tarea tiene mucha mayor importancia desde que el 1 de julio de 2017 entrara en vigor el nuevo sistema de gestión del IVA basado en el Suministro Inmediato de Información, en el cual se establecen unos plazos muy ajustados para la remisión electrónica de información contable.
Si cerramos el año 2018 cumpliendo con estos retos, estaremos muy próximos a una contabilidad que cumple con su misión fundamental que es la dar información para la toma correcta de decisiones y control gerencial en un ámbito de constantes cambios
Jesús Pérez Hidalgo, Profesor de Contabilidad del CEF.-