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La 'city' debería hacerse un favor y alejarse de los 'bitcoin' por ahora

  • Las criptomonedas son útiles pero se han convertido en una burbuja
Foto: Archivo

Una moneda que digamos que existe pero que no. Usted no la compra ahora, sino en el futuro, paga parte por adelantado y el resto se lo apuntan. Ah, y en realidad no la está comprando, asumiendo que exista, sino un derivado sintético suyo. Es decir, invierte en un activo imaginario, con dinero que no existe, en un momento y lugar aún por determinar ¿Qué podría salir mal...? ¡Parece una apuesta segura!

Suena a un fragmento de novela de ciencia ficción, pero lo cierto es que describe casi perfectamente el lugar donde se encuentran los bitcoin y otras criptomonedas en la actualidad.

Después de multiplicar su valor por diez el año pasado y añadir otro 10 o 20% más hasta en los días tranquilos, los mercados financieros se han unido a la burbuja bitcoin. Desde esta semana puede negociar futuros en Chicago. Por todo el mundo, las Bolsas y bancos lanzan productos en criptomoneda. No tardaremos en poder negociar con ella de muchas maneras como hacemos con los dólares.

Hay una oportunidad para la City de Londres, pero no la que podría esperar. Muchas personas saltarán al vagón y sostendrán que Londres, siendo uno de los mayores centros financieros del mundo, necesita ofrecer una gama completa de productos en criptomoneda. Ignórelos. Puede que los bitcoin se vuelvan o no una parte importante del sistema financiero (habrá que verlo), pero hasta ahora se está avivando como una locura especulativa. El estallido es inevitable. Cuando suceda, las pérdidas se propagarán en todas las direcciones. La City podría hacer mucho por su reputación si se mantiene alejada de ella y evita la masacre inminente.

Era cuestión de tiempo que aparecieran los contratos de futuros en bitcoin. Desde el año pasado, la moneda virtual ha pasado de ser un producto marginal, conocido sobre todo por frikis obsesionados simultáneamente con la tecnología y las finanzas, a convertirse en una manía especulativa de grandes proporciones. El domingo dio otro paso hacia lo convencional, cuando la Bolsa de Opciones de Chicago lanzó el primer mercado de futuros de bitcoin. Otros parqués rivales, como CME y Nadaq, podrían seguir sus pasos.

¿Cómo les fue a los futuros de bitcoin? La sesión de apertura fue movidita, quién lo hubiera dicho. En la primera hora, los precios subieron 25 puntos, tras una caída rápida. Los volúmenes se dispararon y los precios eran tan desenfrenados que tuvieron que activarse dos interrupciones temporales para calmar al mercado. Un agente reconoció que "costaba encontrar algo más volátil que los bitcoin pero lo hemos logrado: los futuros de bitcoin".

Eso no va a impedir que otras bolsas hagan lo mismo. Cuando algo alcanza la magnitud actual de las criptomonedas, todo el mundo quiere un pedazo de la acción. En vez de comprar o vender la moneda en sí, pronto podrá intercambiarla en las decenas de formas con las que puede hacerlo en cualquier moneda convencional o materia prima. Podrá ir en largo o en corto, cubrirla o invertir en margen con dinero prestado. Puede conseguir la de verdad o una ETF que solo supervise el precio. Podrá conseguir derivados de bitcoin o contratos de la diferencia que se muevan a medida que el precio diverja de otros activos. No hay duda de que toda mesa de operaciones de todo gran banco de inversión y fondo de cobertura ya está trabajando en los distintos criptoproductos que pueden ofrecer, cuando no siguen el valor de sus propias posiciones, claro está.

Para la City de Londres, eso plantea un problema. Chicago ha llegado primero y Nueva York le sigue de cerca. Siendo uno de los mayores centros financieros del mundo, se puede defender desde luego que Londres debe lanzar productos propios, con los futuros de Ethereum y Litecoin detrás. Después de todo, la City siempre se ha jactado de ser uno de los mercados más innovadores y ágiles del mundo. Y con la salida de la UE y la potencial pérdida de muchos negocios lucrativos en Europa, al enorme sector financiero de Londres no le vendría nada mal alguna novedad para compensar esas pérdidas. Las cripto-operaciones podrían haber llegado justo en el mejor momento.

Pero veamos un consejo sencillo. En ocasiones es mejor, quedarse sin un poco de mermelada hoy para tomar más cantidad mañana. Los bitcoin entran en esa categoría.

Las criptomonedas puede que sean o no el futuro del dinero. Se puede afirmar, desde luego, que la creciente economía digital global necesita una moneda digital en la que operar.

La cadena de bloques, como se conoce a la tecnología subyacente, es una innovación auténtica con mucho potencial de abaratar y facilitar el procesado de dinero. Un sistema monetario que se separe del Gobierno y los bancos centrales podría ser muy interesante, pero el hecho de que algo sea verdaderamente útil no significa que tenga que convertirse en una burbuja especulativa. De hecho, excepto los tulipanes, todas las burbujas se basan básicamente en una buena idea: sucedió con los ferrocarriles en la era victoriana, la radio en los años veinte o Internet a finales de los noventa.

Todas fueron grandes innovaciones que impactaron al mundo, pero los precios se desquiciaron durante un tiempo. Por ahora, parece que podemos añadir las criptomonedas a la lista: son útiles pero también una burbuja. Si añadimos contratos de futuros, operaciones de márgenes, cobertura, ETF y derivados a lo que ya es en sí una moneda virtual en plena locura especulativa, estamos pidiendo problemas. Lo corregiré: estamos de rodillas pidiendo problemas. Más tarde o más temprano, el precio se desplomará y, cuando lo haga, todas las operaciones de márgenes y contratos de futuros serán inservibles. Las pérdidas en los propios bitcoin serán inmensas y descomunales en los derivados de bitcoin.

La City siempre ha sido un centro de la innovación. Durante tres siglos, se ha adaptado a cada nueva tecnología y desempeñado un papel en su financiación y propagación por el mundo. Es su especialidad, pero se haría un favor a sí misma si se aleja de los bitcoin por ahora. Cuando venga la crisis, parecerá inteligente y evitará muchas pérdidas.

En realidad, sería mucho mejor quedarse sentados durante esta burbuja y dejar que Chicago y Nueva York reciban el daño a su reputación, y que sus reguladores y potencialmente gobiernos también arreglen el desaguisado inminente.

En un año o dos, cuando las criptomonedas se asienten en un patrón regular, encuentren su sitio en el sistema financiero y se deshagan de especuladores, agentes de día y charlatanes, será el momento adecuado para que Londres empiece a negociar con la gama completa de contratos de bitcoin. Pero este año, olvídelo. El riesgo no vale la pena.

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