Una semana con clases en la Universidad de Montevideo y su Business School (IEEM).
Uruguay, situado entre Brasil y Argentina, fue creado con la ayuda de Inglaterra y su cónsul Lord Ponsonby (que también participó en la creación de Bélgica) como territorio tapón para evitar el choque entre ambas y asegurar la influencia inglesa en la zona con su independencia de Argentina.
Para 2017 y los próximos años se prevé un crecimiento del 3% del PIB en Uruguay, que no está aislado económicamente de ninguno de sus dos grandes vecinos; un dato interesante. Indicio de que, a medio plazo puede haber buenas perspectivas económicas en la zona.
El Cono Sur incluye además Paraguay y Chile; dos economías que también pueden crecer ¿Vuelve el Cono Sur como buen destino para invertir? Podría decirse que sí, con algunas incógnitas políticas.
En Uruguay la economía ha demostrado ser independiente del color de su Gobierno y más dependiente de la demanda internacional y la marcha de Brasil y Argentina, que de la ideología del Frente Amplio, coalición de izquierdas que lo gobierna desde hace tiempo.
Pero Argentina, Brasil y Chile son otro cantar. En la primera, el presidente reformista Macri ha resistido bien en las legislativas y se reforzó para seguir su política. Si consigue contrarrestar al justicialismo paralizante, podría ser un buen destino para invertir, pero no hasta que se consolide la vía reformista. Chile está en vísperas de su "segunda vuelta" en las elecciones presidenciales. Si ganase Piñeira sería una buena noticia económica e, incluso a corto plazo, se podría pensar en Chile como un buen lugar donde invertir. Brasil es una incógnita, pero su potencia económica se recupera después de la coyuntura de la corrupción del PT de Lula. Paraguay parece estable.
O sea que el Cono Sur, que estos años en mi opinión era un sitio del que alejarse, empieza a tener buena cara para invertir, si no lo estropean los votantes y los políticos.
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