La transparencia que implica la directiva Mifid II y la competencia de la gestión pasiva obligan a la gestoras a mejorar. Éstas no pueden aspirar a seguir cobrando por los supuestos beneficios de su gestión activa cuando el 73% de los productos no superan a su índice de referencia.
De ahí que los fondos que cuentan con comisiones ligadas a los resultados obtenidos crezcan un 50%. Se demuestra con ello que buena parte de la industria ya trabaja de forma más equitativa con sus clientes. Pero no se trata de un cambio uniforme, ya que los bancos se resisten a dar el paso.
Es cierto que el nuevo modelo genera volatilidad en sus resultados, pero la banca comete un grave error al cerrarse a un nuevo modelo de relación con los inversores más justo.
