
Los acontecimientos de los últimos días en Cataluña son enormemente preocupantes, entre otras diversas cuestiones, por las consecuencias económicas y financieras que ya hoy están teniendo lugar. Mientras se restablece la normalidad y el orden constitucional, existen varias cuestiones que atañen al día a día del sistema financiero y, muy especialmente, la inseguridad jurídica que crearía un hipotético escenario de declaración unilateral de independencia.
De entre todos los puntos que se pueden tratar, uno de los más importantes es la evaluación del sistema financiero regional de Cataluña a las puertas de que dos de sus principales entidades financieras -CaixaBank y Banco Sabadell- trasladen sus centrales operativas, sus cuadros directivos y el domicilio social a otros lugares de España. Dejando esto a un lado, el sistema financiero regional no pasa por uno de sus mejores momentos. En este sentido, los efectos de la crisis financiera de los últimos años siguen estando presentes en los balances bancarios y el ajuste todavía no ha terminado.
En primer lugar, tomando los datos más recientes publicados por el Banco de España correspondientes al primer trimestre de este año 2017, Cataluña es la segunda región española con el mayor número de sucursales bancarias, concretamente 4.152 oficinas, lo que supone un 14,61 por ciento del total nacional sólo superada por Andalucía. Si bien se ha producido un ajuste profundo en la red bancaria minorista -en una década, el número de sucursales en Cataluña ha descendido un 48 por ciento- el peso de Cataluña en el total de España en cuanto a número de sucursales apenas ha descendido en este mismo período 3,5 puntos porcentuales.
En segundo lugar, la región catalana es donde el Estado (y también el Fondo de Garantía de Depósitos) pierde más dinero empleado en el rescate de las Cajas de Ahorros. Volviendo al Banco de España, en su última Nota informativa sobre ayudas financieras en el proceso de reestructuración del sistema bancario español (2009-2016) muestra cómo se han recuperado sólo 985 millones de euros de un total de 13.000 millones inyectados por el FROB en las fusiones de Cajas que dieron lugar a Unnim y Catalunya Banc, siendo BBVA el comprador final de estas dos entidades en marzo de 2012 y abril de 2015, respectivamente.
En tercer lugar, otro de los elementos fundamentales es el mal desempeño del negocio de los últimos años hasta la actualidad. Cataluña es la región que registra la mayor caída del stock de crédito y la segunda mayor caída del volumen de depósitos con datos de cierre de 2016 publicados también por el Banco de España. Concretamente, el stock de crédito vivo desciende en términos interanuales un 10,74 por ciento, mientras que los depósitos se desploman un 5,65 por ciento, ligeramente por detrás de la pérdida de depósitos de la Comunidad de Madrid (efecto sede).
Por ello, Cataluña muestra una vulnerabilidad notable en el negocio bancario, tal como puede verse a través de la ratio de crédito sobre depósitos. Es decir, con datos provisionales del primer trimestre de este año 2017, el sistema financiero catalán tiene concedidos 1,3 euros de crédito por cada euro de depósitos captados a la clientela. Esta cifra está dos décimas porcentuales por encima de la media nacional y, además, convierte a Cataluña en la cuarta región española con la ratio más elevada, sólo superada por los archipiélagos y Andalucía.
Por tanto, a la luz de todos estos datos expuestos, es patente la debilidad del sistema financiero catalán y hasta qué punto podría ir a peor en una situación mayor de estrés político y riesgo secesionista. Esta situación explica hasta qué punto los grandes bancos domiciliados en Cataluña han buscado en los últimos años diversificar su negocio y no perder oportunidades en otros mercados: por ejemplo, la compra de TSB por parte de Sabadell en Reino Unido o de BPI por parte de CaixaBank en Portugal.
A día de hoy, dentro de esta dinámica, el cambio de sede es más un gesto de confianza hacia el mercado y los depositantes que un gran cambio en la estructura del negocio. Es cierto que los mercados prefieren que los servicios centrales de las entidades y sus órganos de dirección estén en "lugares seguros". En este caso, la disponibilidad de fichas bancarias de bancos y fusiones de cajas compradas a lo largo de los años, hace que Banco Sabadell y CaixaBank tengan fácil mudarse a otros lugares de España. Y en cualquier caso, estas entidades están bajo el paraguas del Banco de España y el BCE.
En suma, la tensión soberanista no sólo obliga a poner en alerta a los bancos catalanes por las debilidades estructurales que arrastran en sus balances sino también para que se preocupen los ahorradores acerca de dónde está su dinero. Uno de los puntos críticos en este ámbito es el domicilio y la ficha del banco depositario de los fondos de inversión para que no se puedan producir problemas como lo que sucedió en Banco Madrid (no en vano, el bróker que tuvo problemas en aquella ocasión ya ha movilizado dinero que tenía depositado en Sabadell). Y no es una situación comparable en tamaño. En este caso, la suma del patrimonio gestionado por las gestoras de CaixaBank y Sabadell roza los 100.000 millones de euros a junio de 2017 según Inverco a enorme distancia del resto de sus competidores como BBVA o Santander.