Aunque el ilegal referéndum del 1-O no llegue a celebrarse, como esperemos que así sea, el Estado de Derecho no habrá ganado la guerra al secesionismo catalán. El independentismo solo habrá perdido una pequeña batalla, pero después de haber ganado muchoas durante las últimas tres décadas.
Si la estrategia centrada en el diálogo y la negociación se impone después del 1-O, el independentismo también habrá ganado esta última batalla. Los partidos catalanes tienen un único objetivo: proclamar la República de Cataluña. Así, cualquier política enfocada al diálogo será interpretada como un avance en el camino hacia la independencia.
De este modo, si el Gobierno del PP, influenciado por el PSOE, decide dialogar con los secesionistas, en el caso que estos desconvoquen el referéndum o moderen sus posicionamientos políticos, el Estado de Derecho habrá claudicado.
Nuestro Estado de Derecho tiene el deber de impedir que sigan siendo legales los partidos políticos en cuyos idearios se contemple como objetivo fracturar España y desobedecer la Constitución. De la misma manera, nuestro Estado de Derecho debe ajusticiar a cualquier político que haya cometido delitos tan graves como el de sedición.
Por ende, el diálogo entre el Gobierno legítimo de España y unos partidos independentistas regidos por delincuentes no es democrático ni se ajusta a nuestro Estado de Derecho.
Privilegios para Cataluña
Además, la estrategia del diálogo consistirá en conceder privilegios a Cataluña. La fórmula para ello no será otra que prostituir nuestra Constitución, modificándola al gusto político del independentismo catalán. O desequilibrar todavía más el sistema de financiación autonómico, al objeto de otorgar concesiones de ámbito económico a Cataluña.
Todo ello, redundará en un aumento de la desigualdad entre nuestras corruptas y económicamente inviables comunidades autónomas y, por tanto, también entre los españoles. En definitiva, si Cataluña consigue más autogobierno, más competencias autonómicas, mayor financiación, determinados privilegios fiscales, etc., la independencia estará muchísimo más cerca...
El final de la película ya lo conocen los españoles: la partidocracia socialdemócrata española no se cansará de repetir, a través de los medios subvencionados, que el Estado de Derecho ha vencido al independentismo catalán.
¿Se acuerdan de la negociación de ETA con el Gobierno de Zapatero, cuya hoja de ruta fue seguida de forma milimétrica por el Gobierno de Rajoy? Actualmente, ETA, diluida en diversas marcas políticas, se encuentra gobernando algunas instituciones vascas y navarras. Y, a cambio y entre otras contraprestaciones, ya no asesina a políticos. Sin embargo, el discurso político marketiniano y oficial de todos los partidos españoles se fundamenta en que el Estado de Derecho venció a ETA.
La única solución es de índole legal
Si el Gobierno desea desactivar el independentismo en Cataluña, además de aplicar el Artículo 155, deberá diseñar un plan de largo recorrido en el que se contemplen determinadas medidas.
Tales como, la recuperación por parte del Estado de la competencia de Educación, la despolitización de los medios de comunicación, es decir, mantener a los mismos alejados de los partidos independentistas, la instauración de nuevo del Estado de Derecho en Cataluña, etc.