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En los días más negros del 'Parlament'

Foto: Efe.

La historia siempre se repite, la primera vez como tragedia y la segunda vez como farsa". Con esta conocida frase comienza Karl Marx su crónica de un golpe de Estado, el de Luis Bonaparte en 1851. Ante el atropello más grave que hemos vivido a la Democracia desde el 23-F, lo que más ha sorprendido es el nivel de bochorno y chapuza con el que los secesionistas han perpetrado su ataque a la legalidad constitucional. Para mí, como para algunos lectores no habrá sido una sorpresa que los separatistas quieran imponer la secesión de Cataluña a cualquier precio, pero desde luego las formas han sido lamentables y antidemocráticas.

Ayer y hoy han sido días negros para el parlamentarismo y la democracia en Cataluña. Lo primero que llama la atención es que las leyes que se han aprobado, la de referéndum y la de transitoriedad, no se hayan hecho públicas hasta hace muy poco. Además, la presidenta Carme Forcadell decidió congelarlas hasta la mañana del miércoles.

Ese día, se calificó por la Mesa y después se procedió, sobre la marcha, a cambiar el orden del día, suprimiéndose todos los trámites. Todo esto, visto desde fuera no parecía tener ningún sentido. En todos los parlamentos, son las mesas las que ordenan y establecen el debate. Sin embargo, aquí lo tuvo que solicitar el diputado de C's, y vicepresidente segundo de la Cámara, José María Espejo-Saavedra, tras una monumental bronca con Carme Forcadell. Si no se establecen normas, lo que acaba ocurriendo es simplemente la bronca y el caos. Esto distingue a un parlamento de una caótica asamblea en la calle.

Sorprendentemente, la razón última de la opacidad, de la supresión brutal de todos los trámites -es decir de la laminación de los derechos de los diputados- y de que todo vaya directamente al Pleno es la misma: el miedo. El miedo a asumir las responsabilidades de los actos es lo que hace que Forcadell, Junqueras y Puigdemont se refugien en la suma de diputados de la CUP y de Junts pel Sí, es decir, la coalición entre Esquerra Republicana de Catalunya y la antigua Convergencia, ahora denominada PDeCat. Como estos tres máximos responsables sabían que no sólo estaban desobedeciendo al Tribunal Constitucional, sino también rompiendo las más fundamentales normas jurídicas que regulan nuestra convivencia, es decir, la Constitución y el Estatut de Autonomía, han optado por intentar confundirse en la masa del Parlament.

No se puede construir el Derecho derribando las leyes. Entre las normas más importantes están precisamente las reglas que regulan el proceso de hacer las leyes. Por esa razón, por ejemplo, no dar tiempo para proponer enmiendas, sólo dos horas, e incluso no suspender el pleno es surrealista: ¿Cómo quería Forcadell que los diputados hiciesen enmiendas si estaban en el Pleno? Pero no sólo es surrealista, es simplemente antidemocrático, porque violar los derechos de los diputados en la elaboración de las normas es violar los derechos de los ciudadanos a los que representan. Esto es todavía más grave, porque las leyes de referéndum y desconexión son unos bodrios chapuceros e ilegales, pero tienen un efecto negativo y demoledor en la convivencia ciudadana en Cataluña.

Mención aparte merece el prescindir del informe del Consell de Garanties Estatutaries y de la opinión negativa de los letrados. Esto no sólo atenta contra los derechos de los diputados de la oposición, Ciudadanos, PP y PSC sino que es simplemente no querer enterarse, por la pura prisa partidista, de que se está conculcando el Derecho. En este punto, yo que también soy funcionario, sólo tengo palabras de agradecimiento a los letrados y a los miembros del Consell de Garanties que han puesto la decencia y el respeto a las leyes por encima de cualquier otra consideración.

No nos engañemos, todo esto no es más que el prólogo del final del procés, del antidemocrático e ilegal procés per la independencia. Es también el final de la mascarada como escribía hace unos días en este diario. Lo que podría esperar de una secesión de Cataluña con estos mimbres es lo que se deduce del bodrio de la ley de transitoriedad, o lo que estamos viendo estos días en el Parlament: ignorar y pisotear los derechos de los que no sean sumisos al Poder, caos y sustituir las leyes por la arbitrariedad. No seamos ingenuos, no habría más garantías en el Referéndum que las que hemos visto estos días en la Cámara Catalana.

Es imprescindible y urgente recuperar la Democracia y el Estado de Derecho en Cataluña. Por esa razón, la Jefa de la Oposición en Cataluña, Inés Arrimadas ha anunciado una moción de censura, con un único punto en su programa: convocar elecciones autonómicas anticipadas. Hay que volver a dar la palabra a los catalanes poniendo urnas de verdad, con garantías. Los que se saltan las leyes sistemáticamente, despreciando los derechos de la mayoría de los catalanes que no piensan como ellos no pueden seguir al frente del Govern. No será fácil, pero llegados a este punto, ninguna de las vías para volver a la sensatez y al Derecho es sencilla. Por esa razón, Ciudadanos apoyará las medidas necesarias para restaurar la legalidad y la Constitución. Esperamos que el Gobierno y las demás fuerzas políticas estén a la altura de las circunstancias.

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