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La tecnología como palanca de sostenibilidad del sistema sanitario

El progreso tecnológico y la transformación digital marcan un antes y un después en nuestros hábitos, modificando el modo en el que trabajamos, nos relacionamos y comunicamos. Así, según un informe de Deloitte, el 88 por ciento de los españoles dispone de un smartphone, siendo nuestro país el segundo a nivel mundial en cuanto a tasa de penetración, solo por detrás de Singapur.

Se estima que los españoles nos pasamos una media de tres horas diarias consultando nuestro teléfono. El caso de los smartphones es representativo para ilustrar cómo algunos desarrollos se han convertido, en un tiempo relativamente corto, en elementos indispensables para nuestro día a día. A pesar de que los teléfonos inteligentes se erigen como el principal icono del nuevo contexto de hiperconectividad, durante los últimos años hemos asistido también a la irrupción de nuevas tecnologías relevantes, como los dispositivos wearables, la robótica, la realidad virtual y la realidad aumentada. La proliferación de estas innovaciones provoca una auténtica revolución dentro de la esfera social, no solamente por las posibilidades que ofrecen en cuanto a entretenimiento y comunicación; sino también por sus ventajas a la hora de desarrollar nuevos patrones más eficientes y sostenibles dentro del ámbito de la empresa, la educación o la sanidad.

Si nos centramos en el ámbito sanitario, toman relevancia algunas cifras como la previsión realizada por el INE según la cual, en 2050 el 32 por ciento de la población superará los 64 años, consolidándose así la tendencia hacia una pirámide demográfica cada vez más envejecida. En este contexto, aspectos como la necesidad de un mejor manejo de las enfermedades crónicas o el impulso de modelos de relación médico-paciente más sostenibles se sitúan como retos ineludibles. Frente a estos desafíos, las nuevas tecnologías constituyen, una vez más, un aliado.

Este previsible aumento de los pacientes crónicos generará un importante incremento en la presión presupuestaria que la atención a este colectivo representa. Según datos de la Sociedad Española de Directivos de la Salud, el 80 por ciento del gasto sanitario se destina anualmente al tratamiento de patologías crónicas. Urge promover nuevos modelos de atención y comportamientos que garanticen una mayor eficiencia del sistema.

La importancia de los wearables

En este sentido, la prevención juega un papel protagonista y tecnologías como los dispositivos weareables o las apps móviles se han convertido en un elemento de apoyo a la hora de promover hábitos de vida saludables e impulsar la figura del "paciente activo", conocedor de su patología y capaz de tomar decisiones a partir de los datos y la monitorización en tiempo real, así como del asesoramiento profesional recibido por parte del médico a través de los canales digitales.

Está demostrado que de esta manera se consigue una mejor adherencia del paciente al tratamiento, se obtiene un mayor control y, por tanto, se reducen los costes. Pero no solamente los pacientes pueden beneficiarse de la introducción de los nuevos avances tecnológicos. La salud digital entraña también numerosas ventajas para los profesionales, que ahora disponen de nuevas y mejores herramientas diagnósticas y terapéuticas. Entre ellas, las smartglasses y las aplicaciones de realidad aumentada ofrecen oportunidades en el ámbito quirúrgico, con mejoras en términos de precisión; superponiendo información a la visión del propio médico durante la operación; facilitando la colaboración online de especialistas de distintos centros, etc.

Estos ejemplos ponen sobre la mesa algunos de los beneficios vinculados a la introducción de las nuevas tecnologías sanitarias en términos de mejora de la calidad de vida de los pacientes y apoyo al profesional médico. Importantes mejoras en las prestaciones, unidas al gran ahorro que pueden generar en un contexto de limitación del gasto y restricción presupuestaria. Cabe destacar que, según un informe elaborado por PwC y GSMA, la aplicación de las nuevas tecnologías podría permitir un ahorro anual de unos 100.000 millones. También según PwC, la salud digital podría reducir hasta un 35 por ciento el coste sanitario per cápita en el caso de los pacientes crónicos.

Pese a que a lo largo de los últimos años ya se han producido importantes avances, conviene seguir innovando y aunar esfuerzos para acelerar esta implementación y conseguir que la salud digital y las nuevas tecnologías se conviertan en un verdadero motor de la transformación sanitaria.

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