A la presidenta de Eulen, María José Álvarez, se le acumulan los problemas. A la polémica por su gestión de la huelga de trabajadores en el Aeropuerto de El Prat, se une un enfrentamiento familiar que dura siete años. Sus cinco hermanos, que controlan el 40% de la firma, critican los resultados del grupo con un exiguo margen de beneficios del 0,9%.
Para mejorarlo, reclaman la creación de un consejo de administración y una gestión profesionalizada, lo que significa que la presidenta transferiría parte de sus poderes a un consejero delegado. Álvarez debe aceptar estas reclamaciones, ya que muestran el camino que Eulen debe seguir para modernizarse, asegurar su futuro y poner fin a un conflicto que lastra a la empresa.