Firmas

Proteccionismo contra globalización

Con gran dosis de ironía, se dice a veces que la Astrología existe para que los economistas puedan llamar ciencia a su disciplina. Ciertamente las leyes de la Economía están muy lejos de predecir los efectos que se producirán dadas unas ciertas causas. En muchas ocasiones ni siquiera hay consenso en cuáles puedan ser esas causas, pero lo que sí sabemos, desde que el Faraón soñó con siete vacas gordas y siete vacas flacas, es que la prosperidad y la recesión son cíclicas.

Por otro lado, aunque no podamos aún estar muy seguros de cuando vaya a empezar o a finalizar cada uno de esos ciclos, ni porqué, sí sabemos que ciertos cambios producen discontinuidades muy llamativas en el vaivén de los ciclos económicos.

En mi opinión, con el término globalización ponemos nombre a una de esas discontinuidades que, simplificando mucho, se fundamenta en la caída voluntaria de las fronteras entre naciones tradicionales e, incluso, entre los grandes bloques que se consolidaron durante el pasado siglo. Así pues, era de esperar que el concepto de globalización que muchos vemos como algo bueno, tuviese sus detractores y opositores activos.

No está claro aún quien pueda resultar vencedor en ese enfrenamiento. Actualmente, si miramos al otro lado del Atlántico podemos apreciar cómo, con Donald Trump a la cabeza, se aplauden y se impulsan los muros proteccionistas: tasas, aranceles y trabas a la libre circulación de personas, bienes y servicios.

En términos puramente económicos, pero también sociales y culturales, el combate entre globalización y proteccionismo está más candente que nunca. Cuando los crudos efectos del último ciclo negativo aún laten, es fácil olvidar que siempre hemos querido vender más y más a los de fuera para abrazar, en cambio, el discurso del miedo a que vengan los de fuera a vender en nuestra casa.

Creo que la construcción de la Unión Europea es el paradigma de la globalización en tanto que eliminación voluntaria de las fronteras entre estados-nación de larguísima historia. Ahora se encuentra ante la crisis más aguda que ha vivido en sus 60 años.

Desde el sector del transporte internacional por carretera tenemos una visión privilegiada del desarrollo de la economía en su conjunto, ya que formamos parte de una actividad estratégica y transversal al resto. El transporte ha venido sufriendo, antes de que fuese patente al conjunto de la sociedad, políticas proteccionistas por parte de los Estados más ricos de la Unión, que están quebrando la consistencia del espacio único.

La integración europea ha supuesto un balón de oxígeno para España en muchos momentos de la historia reciente. Sin ir más lejos, las exportaciones en España registraron cifras récord en 2016 creciendo un 2,11% respecto al año anterior, alcanzando los 260.000 millones de euros, cerca de la cuarta parte del PIB. Las empresas españolas de transporte internacional por carretera han salvado la agudísima crisis económica gracias a esa dinámica exportadora. Incluso han aumentado su capacidad de creación de empleo ya que más del 65% de los bienes exportados por carretera son transportados por empresas españolas, una cifra superior en 9 puntos a la registrada una década antes.

El mercado único trajo consigo la supresión de barreras técnicas, jurídicas y burocráticas que entorpecían la libertad de comercio y circulación, sustituyéndolas por regulaciones comunes a toda la UE con el resultado innegable de la expansión de las empresas, costes más competitivos y un aumento de oferta para el consumidor.

Pero, como antes señalaba, se nos está olvidando lo bueno, ya que estados miembro como Alemania, Francia, Bélgica o Italia han puesto en pie medidas legislativas unilaterales y proteccionistas enfocadas a entorpecer la actividad de las empresas de transporte extranjeras de la propia UE, incluso en España la memoria es tan frágil que hay numerosas voces alentando a nuestro Gobierno para que imite lo que aquellos otros ya han hecho. Nos estamos adentrando en un terreno pantanoso que fragmenta el mapa de la Unión precisamente para un sector que es crucial de cara a la competitividad y la eficiencia del tejido industrial, turístico y comercial del continente. Si nuestro sector sirve de indicador adelantado, la batalla entre proteccionismo y globalización se está decantando, por ahora, en favor del primero. Ojalá me equivoque.

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