
La cobertura de los atentados ha sido muy amplia ocupando la primera página de toda la prensa mundial y abriendo los noticieros de radio y televisión, al ser Barcelona una de las ciudades más conocidas del mundo.
Lo primero que hay que señalar es la imposibilidad de prevenir alguno de estos actos bárbaros, llevados a cabo por fanáticos, con medios tan elementales como un automóvil, en lugares muy concurridos. Barcelona es la cuarta ciudad más visitada de Europa por detrás de Londres, París y Estambul. Todas ellas, al igual que otras con un alto número de visitantes como Berlín, Niza o Estocolmo han sufrido estos ataques. Era previsible que uno nos afectara. La página web del Ministerio de Asuntos Exteriores británico avisa desde hace tiempo que:" Es probable que tengan lugar en España ataques terroristas".
Además de la solidaridad internacional los medios internacionales reconocen la alta profesionalidad de la policía española en la lucha antiterrorista que ha conseguido mantener a nuestro país libre de ataques durante los últimos trece años y que, en lo que va de ejercicio ha detenido a más de 50 yihadistas evitando, sin duda otros asaltos. Igualmente la policía autonómica ha actuado eficazmente.
La muy diversa nacionalidad de las víctimas, siempre un elemento importante a la hora de la cobertura mediática, no parece haber determinado, hasta ahora, la información.
Barcelona es la primera ciudad turística de España. El año pasado recibió más de nueve millones de turistas, de los cuales unos dos millones son nacionales y el resto extranjeros. Además unos quince millones son visitantes de día, más de dos millones en cruceros. Los turistas proceden de Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia (800.000 cada uno de ellos, Alemania e Italia con 600.000, Rusia por encima de los 200.000) y Japón con una cantidad casi similar. Los chinos son unos 100.000. La mayor parte de ellos se concentra en unos pocos lugares emblemáticos, como La Rambla por la que circulan diariamente unas 300.000 personas. En conjunto se gastan en la ciudad más de 12.000 millones de euros, un 14 por ciento del PIB. Cualquier ataque al turismo lo es pues al corazón de su bienestar.
Para considerar las posibles consecuencias que estos atentados tendrán sobre el turismo hay que analizar lo que ha ocurrido en lugares como París y Londres. No podemos comparar con Estambul porque allí se juntaron otros acontecimientos. París perdió cerca de un millón y medio de turistas en 2016 respecto al año anterior, alrededor de un nueve por ciento. La caída se fue atemperando mes a mes, empezando con un 30 por ciento y recuperando casi la normalidad al cabo de trece o catorce meses. Londres, mucho menos dependiente del turismo familiar, está teniendo caídas inferiores, aunque elevadas en las semanas posteriores a los hechos. Euromonitor calcula que perderá unos 300.000 turistas.
La intensidad de la caída está relacionada con la distancia y el conocimiento del destino. En el año posterior París perdió el 40 por ciento de los japoneses y más del 20 por ciento de los rusos y los chinos y un porcentaje ligeramente inferior de los norteamericanos. Los mercados asiáticos son muy sensibles a la seguridad por lo poco que conocen de Europa y por la dependencia de las agencias de viajes que no quieren arriesgarse a posibles reclamaciones de los clientes.
En el caso de Barcelona, aunque los descensos serán importantes en las primeras semanas en lo que se refiere a los turistas procedentes de Europa, la normalidad se irá recuperando en pocos meses. Las cancelaciones de viajeros nacionales serán escasas. En el mercado americano, si no hay una recomendación expresa del Departamento de Estado, habrá pocas anulaciones, pero no se reservarán muchos viajes previstos. Las compañías de cruceros decidirán rápidamente qué hacer, teniendo en cuenta que a la temporada del Mediterráneo aún le queda un par de meses. Los precedentes no son optimistas.
Inevitablemente los mercados más afectados serán el japonés y el chino en los que tantas esperanzas hay puestas. En los próximos seis meses puede haber caídas del 20 por ciento.
Algunos rusos dejaran de venir a la Costa Dorada y a la Costa Brava, pero con la temporada tan avanzada habrá que esperar para ver los efectos.
En el resto de España solo Madrid, y en menor medida Andalucía, como destino de los asiáticos sufrirá un descenso en las reservas, como además ocurrirá en otros destinos europeos.
Las acciones de aerolíneas, hoteles y turoperadores soportarán descensos generalizados aunque no llegarán al 5 por ciento. El sector turístico tendrá unos ingresos inferiores a los previstos de entre 1.000 y 1.500 millones de euros durante los próximos doce meses, sin sumar las minusvalías de las acciones.