
Del mentoring al mentorizaje o mentoría. Cuando uno emplea un término acabado en el sufijo 'ing', corre el riesgo de ser prejuzgado negativamente y recibir como bofetada en el rostro una expresión del tipo "ya estamos con otro invento de esos que no son sino humo, y que me lo quieres vender a base de ponerlo en inglés".
He de confesar que yo mismo soy de esa opinión. Y rechazo por norma de entrada, todo lo que no me venga expresado en su forma castellana, si la tiene. Que siempre suele ser posible dársela. Nuestra lengua es rica y flexible, no la despreciemos
La razón de mi inicial prevención no es baladí: por desgracia, en el mundo de la gestión empresarial estamos muy acostumbrados a la aparición continua de términos expresados en inglés, vacíos de contenido, cargados tan sólo de 'humo', o que no son sino lavados de cara de los mismos viejos y manidos conceptos que llevamos toda la vida oyendo o aplicando, e incluso en ocasiones, simples extractos de la aplicación del sentido común, pero que la ingente caterva de modernos vendedores de crecepelo nos quiere colar como la más innovadora fórmula mágica del éxito en los negocios.
Líneas de negocio
Muchas de estas expresiones han abierto lucrativas líneas de negocio para numerosos indocumentados que lo más de lo que pueden alardear en su vida es de lo bien que saben venderse, gracias a la labia que exhiben, a un discurso lleno de obviedades y de buen rollo que les aporta pingües beneficios, y con el que van de turné en turné de conferencias multitudinarias, presentaciones de libros, y cursos de formación para incautos que pese a la sarta de sandeces que se les suelta, salen encantados y ejerciendo el apostolado gratuito del gran gurú que les ha enseñado tantas cosas.
Lamentablemente, hay ocasiones en que hasta los que estamos hartos de esta jerga de smokesellersi, tenemos que hacer uso de ella, porque nos han dejado sin opciones: decir que eres consultor de gestión empresarial y también ayudas a las personas, a los profesionales y a sus negocios a desarrollarse, no se ve tan 'guay' como decir que te dedicas al 'Personal & Business Development & Management Consulting'. Pese a que detrás tengas un bagaje de conocimientos y experiencias que ya quisieran para sí los exitosos charlatanes de feria.
El caso es que mentoring debiera ser aquí, en España, mentorizaje, o mentoría, tal vez. Y un mentor, un mentor; y un mentee quizás un mentorizado, un aprendiz, un novel, un pupilo... (yo le preguntaría a Don Arturo, al académico Pérez Reverte, más que nada porque como yo, es hombre de sangre en las venas, y no horchata, con todo mi respeto por la refrescante y nutritiva bebida de nuestros paisanos). Simplemente para dejarnos de pamplinas. Porque mentor es un bonito y cálido vocablo que existe en español, y que tiene origen en la mitología de una civilización y cultura propia del Mediterráneo, como lo es la griega, y no en barbarismos de pueblos germánicos.
Y el que quiera saber más, que lea a Robert Graves, que ya va siendo hora para algunos: "Nada es nuevo, y esto ya pasó antes".
No, no me pierdo. Lo que quiero es hablaros de mentorizaje o mentoría, por supuesto. Pero de algunos aspectos que no suelen tratarse abiertamente por ahí. Para saber sobre cómo se desarrolla y en qué consiste, haced uso de la bibliografía que os indico al final.
Porque el mentorizaje ha existido toda la vida, como la mitología o la Historia se han encargado de dejarnos muy claro (ya sea Méntor-Atenea con Telémaco; Aristóteles con Alejandro Magno; las saloniers de la Ilustraciónii con quienes luego se lo pagarían con desprecio y sangre; la propia organización gremial de la Edad Media, donde encontrábamos a maestros y aprendices unidos en la tarea del learning by doing... o muchos modelos de aprendizaje vicario, observacional, por imitación o modelado, etc. que podríamos citar.
Y sin embargo, pese a la evidencia histórica, ¡parece aún que algunos acaban de inventárselo, oye! (que diría mi amigo Pachi de Bilbao) y lo que es peor aún: ¡se creen con el derecho de apropiárselo para sí!
Sí, ya pasó, como digo unas líneas más arriba.
Y es que últimamente vengo observando que el mentoring (la mentoría) se está extendiendo de forma exponencial, como anteriormente lo ha hecho otro 'ing', el coaching... y aparecen mentores de debajo de las piedras, como han aparecido desde 'coach, porque yo lo valgo' hasta 'coach certificado' de a varios miles de euros el titulito con sello de tal o cual organización, que ha visto el negocio redondo en la exclusividad de 'certificar'.
No pasa solo en este mundillo, en muchos otros ocurre igual: cualquier actividad nada novedosa que se tiñe de tintes modernos, y que no se halla regulada (porque no ha hecho falta), acaba regulada tal y como un grupo de listillos, que estuvieron muy espabilados al principio, quiere, porque así se hacen con los derechos del negocio.
La regulación de la administración, el corporativismo de un grupo y el negocio de ambos (administración y grupo), caminan siempre de la mano.
Claves para ser un buen mentor
Pero olvidándonos un poco de los trapicheos en la trastienda, que llegan a hacer mucho daño, y a poner en tela de juicio las buenas herramientas que ofrecen el coaching y la mentoría, podría decir que para ejercer como mentor es imprescindible, desde mi punto de vista, tener claro que la mentoría abarca aspectos que van desde el desarrollo personal hasta el del negocio, pasando por el profesional (los tres diferentes pero interrelacionados), tratándose de una visión holística, integradora, que requiere del mentor:
- Cierta edad: haber vivido.
- Conocimientos:
- Sobre cómo acompañar a otros en sus procesos.
- Sobre el campo de actuación del mentorizado.
- Psicología.
- Experiencias personales / profesionales / empresariales en diversos campos, y quizás en el concreto de actuación de que se trate.
- Capacidad Pedagógica.
- Capacidad de Comunicación.
- Clarividencia.
- Ser aceptado por el pupilo.
- Encontrarse alejado de la soberbia, para tener la capacidad de seguir aprendiendo de todo y de todos, y no dar nada por sentado.
- Actitudes adecuadas: humildad, paciencia, honestidad...
- Una guía Ética de Valores Humanistas (lo siento, este punto es irrenunciable en todo aquello que yo hago en la vida, y no me cansaré jamás de "exigirlo").
Desde la visión del otro lado, la del que va a ser mentorizado, a la hora de elegir a su mentor, le recordaría que:
Ser exitoso en los negocios no garantiza ser un buen mentor; tener un certificado determinado, tampoco.
Debes estudiar con calma el perfil de tu posible mentor, porque además de la capacidad de serlo (por conocimientos, por experiencia...) debe ser una persona que te genere la máxima confianza; con el que la sinceridad sea la moneda de cambio; y que sientas, que percibas, que entre tú y él va a haber una adecuada sintonía, una armonía que contribuya a tu crecimiento y no todo lo contrario.
Y algo que puede parecer paradójico, pero no lo es: en ocasiones será mejor tener por mentor a alguien varios peldaños por debajo en una jerarquía, que al propio CEO (sé de CEOs que no saben nada de sus negocios, y que se limitan a dejar en manos de otros la total gestión y marcha de la empresa. Otros están tan arriba que se les escapan "los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa", que diría Mairena, y que suele ser lo que da quebraderos de cabeza al no iniciado).