Firmas

Presupuestos (II): la alternativa de una prórroga chapucera

Cristobal Montoro, ministro de Hacienda

La vida está llena de opciones, pero casi nunca son las que nos gustarían. Esto es algo que se puede aplicar perfectamente a los presupuestos. Como decíamos ayer, la alternativa a los presupuestos no son las cuentas idílicas de unos, ni los cuentos chinos de otros, sino continuar con la prórroga de los presupuestos de 2016, que no son unas cuentas prorrogadas cualesquiera sino una tremenda chapuza prorrogada. 

Veamos, las cuentas de 2016 tenían unas previsiones de ingresos que el Ministro Montoro le debió encargar a 'Antoñita la fantástica', ya que, por ejemplo, preveían que la recaudación por cotizaciones sociales, que a finales de 2015 estaba creciendo al 1%, pasase a crecer al 17%, lo que por supuesto, no ocurrió. Esto supuso que, en lugar de tener un déficit previsto del 0,3% en la Seguridad Social, acabásemos con el 1,6%. Esto también ocurrió con el principal impuesto, el IRPF: las previsiones estaban mal, francamente mal, y es más que probable que el Gobierno de la mayoría absoluta del PP lo supiese cuando las hizo.

O por lo menos, desde el equipo económico de Ciudadanos, les avisamos, y decidieron no hacernos caso. En agosto y septiembre de 2015 ya anunciamos reiteradamente que los ingresos se desviarían, que recaudaríamos 25.000 millones de euros menos... y eso advirtió posteriormente la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF), y en fin, eso es lo que acabó ocurriendo.

En los presupuestos de 2016, el Gobierno preveía un déficit del 2,8% y hemos acabado en el 4,54%. Finalmente no hemos tenido una multa de 6.000 millones de euros de la Comisión Europea, pero hemos estado a punto. Y se han tenido que tomar medidas extraordinarias, recortes y medidas fiscales de emergencia para que el desvío no haya sido mayor.

La reforma de Sociedades

Merece la pena destacar aquí la irresponsable y chapucera reforma del impuesto de sociedades. El resultado de esta reforma es que los grupos consolidados, las muy grandes empresas empezaron el 2016 pagando la tasa efectiva más baja de la historia. Luego, para evitar la sanción europea de 6.000 millones derivada del derrumbamiento de la recaudación de los grandes contribuyentes, hubo que incrementar los pagos fraccionados de las grandes empresas.

Comprendo que no es plato de gusto arreglar una chapuza de este calibre, pero, para variar desde Ciudadanos les avisamos, en público y en privado meses antes. Finalmente, arrastrando los pies, el gobierno del PP incrementó el pago fraccionado el 30 de septiembre a las 9 de la noche. El incremento entró en vigor a las tres horas, dando mucho tiempo adicional a los 20 días que marcaba la norma para que las empresas reuniesen las cuantías que tenían que adelantar al tesoro.

Entonces, aunque no era una medida precisamente agradable, y se derivaba de los errores del PP, Ciudadanos la apoyó. También lo hizo el PSOE, e incluso Podemos se abstuvo. Eso suena a algo que ocurrió hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana, porque en la tramitación de los actuales presupuestos, la actitud de Podemos y del PSOE podemizado ha sido exactamente la contraria: hacer lo imposible porque no se aprueben. En fin cuando no se trata de tomar medidas fiscales drásticas, sino de aprobar un presupuesto que amplía derechos, acaba con los recortes y no sube impuestos, la responsabilidad desaparece como lágrimas en la lluvia.

Me parece grave e irresponsable porque, como he venido explicando a los lectores, la alternativa a estos presupuestos no son los mundos de Yuppy de las enmiendas presentadas, sino la prórroga de una chapuza. El principal problema de la chapuza en la previsión de ingresos es que luego no ingresas lo que te ibas a gastar, con lo que en palabras de Mariano Rajoy "no te puedes gastar lo que no tienes".

La prórroga

En consecuencia, la prórroga de las cuentas ha llevado aparejados recortes en forma de acuerdos de no disponibilidad, cierre contable y subidas de impuestos, que éstas sí fueron apoyadas de forma entusiasta por el PSOE.

Por ser claros, así no se puede gestionar: Un solo ejemplo, el año pasado se otorgaron los premios Cervantes, pero había cierre contable: ¡desde Agosto! En consecuencia, no se podían pagar los premios, como por ejemplo, también ocurría, y sigue ocurriendo con las cuotas que España tiene que pagar por formar parte de los Organismos internacionales de investigación, y en tantos otros...

Podemos poner a los diputados de Ciudadanos, como hizo por ejemplo mi compañera Marta Rivera, a avisar a los Ministros y Altos Cargos de que hay gastos urgentes afectados por el cierre contable, pero es una chapuza.

En muchos Consejos de Ministros del pasado año, la reunión se limitó a decidir qué gastos se quedaban fuera del cierre contable, y por supuesto hubo cosas que se olvidaron generando muchos problemas. Estos no son sistemas ni formas de funcionar. Esto se hubiese solucionado con un Decreto Ley de prórroga, pero no lo ha habido, seguramente por la falta de mayoría del Gobierno del PP. Ante todo esto, la conclusión era muy clara: había que tener unas cuentas cuando han pasado cinco meses ya de 2017.

En estas condiciones, no tener cuentas sólo nos podía haber llevado a un sitio: a la inestabilidad política y económica. Eso se puede "resolver" mediante el recurso a las urnas, pero nadie sabe cuándo hubiese habido un gobierno capaz de marcar una política económica y de aprobar unas cuentas, las que fuesen. El que no tiene rumbo a veces no naufraga pero rara vez llega a buen puerto... En fin, para Ciudadanos el fracaso no era una opción, y por eso negociamos los presupuestos y los apoyamos, para otros, sí que lo era, y por eso se opusieron, apostando, les gustase o no, por la prórroga de unos presupuestos desfasados y chapuceros.

El próximo día seguimos esta serie hablando de lo que tienen estos presupuestos y entrará en vigor el próximo 1 de julio: racionalidad y políticas naranjas, entre otras cosas.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky