
El público en general poco sabe de lo que hay detrás de las agencias de rating. Sólo nos acordamos de ellas cuando salta alguna noticia que las involucra en una bajada de la calificación de algún país relevante. Lo que suele tener un impacto directo en la prima de riesgo correspondiente. Eso ha pasado en múltiples ocasiones, especialmente en la deuda soberana de los países del sur de Europa a partir de la crisis financiera última.
Tampoco se entiende muy bien qué significan las diferentes calificaciones. Aunque quizás se llegue a conocer que AAA es el máximo valor. Aunque esto sólo aplica a Standard & Poor's y Fitch que, con Moody's, ocupan más del 95% del mercado. Moody's por su parte mantiene otras denominaciones. Así AAA es para esta última AAa.
Básicamente, son cinco los grupos de calificación que sirven para orientar a los inversores. El primero se refiere a los países o empresas en los que la inversión, con diferentes criterios, son seguras. Para las tres agencias se trata del nivel A en sus diferentes gradaciones, que van del AAA o AAa, como hemos dicho, al A- (A menos) o A3 en el caso de Moody's.
Dentro de los niveles B hay dos niveles: un nivel medio de inversión, que irían del BBB+ al BB- (con Moody's del Baa1 al Ba3), o del BB+ al B- (para Moody's Ba1 al B3) en caso de optar por inversiones más especulativas. Para, finalmente, ir a riesgos elevados (niveles C) o quiebra (niveles D).
En 2002, España estaba en AA+ en la valoración de Standard & Poor's, para pasar a BBB+ en 2013. De ahí que nuestra prima de riesgo se resintiera de manera muy relevante. En el caso de Estados Unidos, que se mantuvo durante años en la máxima calificación AAA, pasó a ser AA+ en 2011 debido, según esta agencia, al riesgo que tenía por su creciente endeudamiento. Hay que decir que el presidente de aquella empresa tuvo que dimitir al poco tiempo de sus funciones.
Ahora la noticia viene de la mano de China, de la que Moody's rebajó su rating de Aa3 a A1, dos niveles por encima de las categorías B antes aludidas. Una decisión que Moody's no había tomado desde 1989, como bien explicaba elEconomista en su información de este miércoles.
De acuerdo con lo indicado por Marie Diron, senior vice president de la división del grupo de deuda soberana de Moody's, el cambio a la posición A1 desde la Aa3 mueve el status de la deuda china de estable a negativo, lo que se debe al aumento de la deuda de un lado y, de otro, a las menores expectativas de crecimiento del país que, según esta agencia, estará alrededor del 5% este año, o incluso más bajo.
No entraremos en la validez de estos números, pues desde hace tiempo hay en muchos ambientes informados serias dudas respecto del crecimiento real de la economía China. Lo verdaderamente importante en este caso son los efectos que esto puede tener sobre la economía global. Si China ralentiza su crecimiento, sus efectos se notarán más pronto que tarde en la economía global. Malas noticias entonces para muchas economías que están de una u otra manera relacionadas con ese país, especialmente casi todas las del sudeste asiático.
Pero además se abren otros peligros, ya que China mantiene en sus arcas alrededor de 3,5 billones (millones de millones) de reservas en dólares y es el mayor tenedor de la deuda de Estados Unidos. Una circunstancia que podría llevar al Banco Popular de China a hacer movimientos especulativos con el dólar, lo que más de una vez se ha entendido como una "guerra de divisas" entre ambos países. Circunstancia que no ha sido ajena a las permanentes devaluaciones del yuan respecto del dólar.
Aparte del análisis puramente económico, esta situación de la degradación del rating de China tiene otras lecturas, como es la guerra económica que mantiene con Estados Unidos aparte de la divisa. Guerra económica que presenta otra faceta, como es el juego que tiene Corea del Norte con su estrategia de presionar a la comunidad internacional y, especialmente, a Estados Unidos con sus lanzamientos continuos de misiles intercontinentales.
Un hecho que lleva a preguntarse de dónde vienen las capacidades tecnológicas de este país. Un pequeño Estado de algo más de 16.000 millones de dólares de PIB que depende económicamente de China, ya que sus exportaciones llegan allí en un 83%, mientras que compra a su vecino del norte un 85% de sus necesidades. Y de sus exportaciones, la mayoría son briquetas de carbón que van a parar al país que tiene las mayores reservas del mundo de esta materia prima, es decir, China.
Lo que lleva a pensar de nuevo en ese conflicto soterrado entre Estados Unidos y China. Y es aquí donde aparecen las agencias de rating y su posible influencia en el juego geopolítico que se encierra detrás de las noticias. Sus accionistas son en todos los casos grandes fondos de inversión americanos que se cruzan en sus participaciones mayoritarias con Moody's y Standard & Poor's, incluyendo, entre otros a Berkshire Hathaway, Inc., el instrumento inversor común de Warren Buffet y Bill Gates.