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Enrique Fuentes Quintana, uno de los pilares de la España europea

Enrique Fuentes Quintana, ministro de Economía en 1977

Uno de los que crearon en España, en 1997, las condiciones clave para el ingreso en Europa fue Enrique Fuentes Quintana. Por eso ahora, 40 años después, conviene señalar los rasgos fundamentales de su personalidad.

Su característica inicial fue su afán de difundir los conocimientos. De joven, por el verano, en su Carrión de los Condes, daba gratuitamente clases a los niños para que mejorasen su nivel. Para eliminar posibilidades de castigo por alguien que señalase que se debía prohibir dar lecciones a quien no tuviese título alguno, se matriculó en una Escuela Normal y logró obtener el título de maestro.

Y en la Facultad de Ciencias Económicas, al percibir las dificultades que los alumnos tenían ante las exposiciones del profesor Castañeda antes de que éste hubiese publicado su libro de Microeconomía, puso a disposición de los estudiantes, en edición multicopiada, las notas que él había tomado en las clases de este profesor, arriesgando, incluso, la enemistad de éste. Y en cuanto concluyó la carrera, desde su puesto de ayudante de Hacienda Pública con Mariano Sebastián en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, y también como miembro de un equipo montado por el profesor Manuel de Torres, e igualmente en la asignatura de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, con el profesor Olariaga, se dedicó a la preparación de los alumnos de estas cátedras con una dedicación ejemplar en sus cursos como ayudante, y además, simultáneamente, como había preparado muy bien los temas de la oposición al Cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado, en la Academia de Ciencias y Derecho desarrolló cursos de preparación en los que entregaba, e incluso ampliaba, los temas manuscritos para todos los aspirantes, y a pesar de que él opositaba también a lo mismo, y lo hacía sin rebajar la calidad de aquellos temas, porque jamás pensaba en su ventaja personal.

No es posible olvidar tampoco lo que significó como respaldo sociocultural y científico del Plan de Estabilización de 1959. Su tarea puso mucho orden en la opinión general sobre el nuevo modelo que se creaba, y esto lo hizo, sencillamente, impulsando con aportaciones extraordinarias propias y ajenas a Información Comercial Española.

Conmigo elaboró, para los estudiantes de bachillerato, un libro titulado Política económica, que acabó teniendo un impacto significativo. Y tras decidir participar en la obtención de una cátedra, consiguió brillantemente la de Economía Política y Hacienda Pública de Valladolid (después sería la de Hacienda en la Complutense y finalmente también la de Hacienda en la Uned).

En ellas se dedicó con pasión a que los miembros de sus equipos, todas las personas relacionadas con él, pasasen a alcanzar el mayor nivel científico en esos terrenos. Me relató en una ocasión el profesor Cotorruelo, que cuando preparaba él la cátedra de Política Económica y necesitaba tener alguna noticia adicional importante, se lo decía al profesor Fuentes, entonces catedrático de Valladolid, y éste más de una vez, le respondía: "Mañana salgo en coche para Valladolid. Es en el viaje donde tengo tiempo libre. Acompáñame. Estáte al lado del garaje donde tengo el coche y en el viaje te lo aclararé". Y como me decía Cotorruelo, "hay que ver lo bien que me enseña cosas científicamente complicadas y valiosas, así como originales, mientras además conducía muy bien".

Y conmigo y otros economistas montamos la sección de Economía del diario Arriba. Los artículos de Fuentes Quintana causaron impresión. Y su vinculación con los equipos elaboradores entonces de la tabla input-output, y de la contabilidad nacional fue sistemática, así como sus reuniones con personas del Servicio de Estudios del Banco de España. Don Juan Carlos I me habló maravillas de las clases de Economía que recibió de Fuentes. Y no digamos su proyección final en la Transición. Por una parte desde la Fundación de las Cajas de Ahorros, con un acervo de trabajos casi ilimitados, aparte de seguir dando cursos y conferencias.

Y simultáneamente, dentro de la Transición, con sus informes y en un momento determinado tanto en las Cortes como en Televisión Española desarrolló planteamientos clarísimos de por qué era preciso poner en marcha el Pacto de La Moncloa. Amén de reuniones (yo asistí a alguna) con dirigentes sindicales opuestos a la idea y jóvenes audaces, que resultaban convertidos en asesores de las nuevas formaciones políticas y que replegaban sus argumentos ante los del profesor Fuentes. Históricamente se señala, por un lado, que esto constituyó una base esencial para que triunfase el proyecto constitucional, y por otro, que hizo posible pensar seriamente en el ingreso en el ámbito europeo.

Pero todo eso no le hizo abandonar su investigación de novedades y de publicaciones. De algún modo resultó semejante, desde un punto de vista sociológico, a Keynes, cuando éste logró orientar a los ingleses en los planteamientos adecuados para una economía de guerra, y en el caso del profesor Fuentes para una situación políticamente nueva y que ésta tuviese un respaldo en la economía.

Y este ambiente lo acabó desarrollando con fuerza desde el Instituto de Estudios Fiscales, no sólo para mejorar técnicamente la estructura impositiva española, sino para crear un ambiente adecuado para ella, y ello estaba vivo en el desarrollo de sus puntos de vista en la Universidad Menéndez Pelayo, en cursos especiales en multitud de centros y con políticos clave en ese sentido, como recuerdo el caso de Fernández Ordóñez en la Universidad Hispanoamericana Santa María de la Rábida.

Recuerdo haber acompañado yo, después de uno de esos cursos, al que iba a ser ministro de Hacienda, quien me decía: "¡Las cosas que me ha aclarado Fuentes en esta reunión!" Eso explica su papel no sólo con Fernández Ordóñez, sino también con Alberto Monreal y creo que también con Carlos Solchaga. Todos me comentaron lo mucho que debían a las enseñanzas de Enrique.

Todo esto lo amplió en forma de debates, reuniones, publicaciones, en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de la que fue presidente del 12 de diciembre de 1990 al 6 de junio de 1907. Falleció en 2007 y dejó todo su amplio archivo a esa Real Academia, archivo lleno de ciencia económica suya y ajena, que enseñará no sólo a la actual generación, sino a generaciones sucesivas. Desde luegom Enrique Fuentes Quintana puso buena parte de los cimientos para nuestra vinculación con Europa.

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