Firmas

La verdadera artesanía tras el terrorismo es la de las víctimas

  • Un paso más hacia el final de esta pesadilla, pero no el definitivo
Una pintada de mayo de 2005. Imagen: Reuters

El próximo sábado sabremos adivinar si lo que ha convocado ETA para escenificar su desarme "total" es un acto de propaganda más que intenta blanquear su nueva posición en una sociedad al fin pacificada. La Justicia francesa podrá examinar las posiciones geolocalizadas de varios escondites que se supone guardan otros tantos arsenales. Verificadores internacionales podrán probar que ese material es todo el que se guardaba para cometer atentados, según anunció el pasado mes de marzo Jean Noel Etxeberry, uno de los intermediarios en los que ETA ha delegado la responsabilidad de desmantelar sus arsenales.

La fiscalía de Pau podrá ser la primera en tomar muestras de ADN y someter al examen balístico en los revólveres que se encuentren en los zulos entregados, y luego pasar la información a las Fuerzas de Seguridad españolas para que cotejen con sus ficheros la existencia de pruebas que demuestren la autoría de crímenes sin resolver. Alguno de los más de trescientos que hay sin esclarecer. Los más escépticos ya vaticinan que entre las armas que se van a poner a disposición de los mediadores internacionales no estarán las pruebas de sus delitos que siguen aún impunes.

En los próximos días veremos imágenes repetidas del interior de esta particular santabárbara etarra. Un paso más hacia el final de esta pesadilla, pero no el definitivo.

La realidad topa de bruces con toda esta representación. ETA es hoy un vestigio de la banda terrorista que fue, apenas quedan un puñado de activistas que viven anónimamente hasta para con sus fieles, y que disponen de armamento obsoleto y en muchas ocasiones caducado. La presión, investigación y esfuerzo de los cuerpos de seguridad ha conseguido acorralarles hasta hacer inoperante su estructura. Francia ha ayudado de forma determinante a este final de facto de la organización terrorista más sanguinaria de Europa en la última mitad de siglo. 'Presoak etxera': la discreta travesía del Gobierno hacia el acercamiento de presos de ETA.

El Gobierno sólo espera un anuncio, y no dará crédito a ningún otro. Ese anuncio es el de la desaparición de ETA, y sólo tras producirse se estudiará un planteamiento penitenciario distinto al actual, con la prerrogativa de que nunca pueda considerarse una contrapartida a la disolución. La Justicia no estará tampoco entonces en tregua, salvo que se apruebe en el Parlamento una amnistía cosa harto improbable.

Es fácilmente rebatible la denominación de "artesanos de la paz" que algunos aceptan para referirse a aquellos actores cercanos a ETA que se significan ahora por una culminación del proceso de pacificación. Basta con comprobar a diario la artesanía de la supervivencia en que han convertido sus vidas los supervivientes de más de cuatro décadas de terror, y muy especialmente quienes han perdido por el camino a sus seres queridos, padres, hijos, hermanos o amigos. Esa artesanía se moldea a diario en el torno del dolor y con las manos firmes de quienes deben seguir viviendo pese a las ausencias.

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