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Los cimientos de la españa europea (I)

Un modo de celebrar esa realidad revolucionaria europea que inició su consolidación con el Tratado de Roma, el 25 de marzo de 1957 es el de señalar que España ha tenido cambios fundamentales. Uno es el económico. Tengamos en cuenta, en ese sentido, que el crecimiento del actual PIB español por habitante ha avanzado un 72% respecto al de 1985 cuando ingresamos en el ámbito comunitario.

Por otra parte, observamos que ahora el bloque dirigente constituido por los tres países donde se creó la idea básica (Francia con Schuman, Alemania con Adenauer e Italia con De Gasperi) se ha ampliado con España, cuando esta realidad abarca ya a un conjunto de 27 países. Alteración tan fundamental necesitaba tener un apoyo intelectual básico muy amplio.

Y este se debió, en primer lugar, a seis académicos numerarios de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Por eso, sucesivamente, en torno a esa fecha del 25 de marzo, donde se va a celebrar el sexagésimo aniversario del Tratado de Roma, me ha parecido de cierto interés señalar a los españoles qué seis compatriotas, académicos ilustres, han sido los fundamentales para que esa realidad comunitaria nos rodee.

El primero de ellos es Enrique Fuentes Quintana. Sin su labor para poner orden en las ideas que orientan la política económica española no hubiera sido posible llevar adelante ninguna tarea. Él lo completaba además con artículos periodísticos, con conferencias, con reuniones, y con ampliación de sus ideas a través de discípulos y colaboradores.

El segundo, que fue un impulsor definitivo, es Alberto Ullastres. Quien planteó cuestiones históricas, y otras muy relacionadas con la actualidad, fue José Larraz. Pero no podemos olvidar a un cuarto. Me estoy refiriendo a Fernando María Castiella quien el 24 de diciembre de 1961 decidió que la política exterior española exigía ir por el sendero comunitario, y ahí empezó toda una tarea diplomática impresionante. No es posible olvidar el complemento experimentado en ese terreno por la actuación en España y en la propia vida comunitaria, de Marcelino Oreja.

El sexto es Ramón Tamames. Él inició una proyección hacia la difusión de lo que significaba la realidad comunitaria en el ámbito político, muy polémico, y en el universitario, a partir de su libro Formación y desarrollo del Mercado Común Europeo, publicado en 1965.

Pero esto hay que ampliarlo. Por ello hoy, con este artículo previo, anuncio el inicio de la serie que estudiará a cada uno de ellos en relación con la realidad de España en Europa. A lo largo de marzo y abril de 2017, en este entorno del sexagésimo aniversario del Tratado de Roma, precisamente cuando de Francia a Polonia, de Holanda, incluso, a pesar de todo, a España, multitud de voces defienden la liquidación de la Unión Europea. Y quiero destacar que en lo económico, los españoles que se adhieren a ello, ¿han tenido en cuenta lo que sobre esta cuestión señalaron Fuentes, Ullastres y Tamames?

¿Y hubiesen preferido abandonar cualquier cosa escrita por alguien tan conocedor de la historia económica como era Larraz? Y como diplomáticos en España, ¿Castiella y Marcelino Oreja no tienen mucha categoría? ¿Cómo sería hoy España si no hubiera logrado abrir la puerta de Europa? Y me atrevo a señalar como final, en relación con la eurozona que, como creo haber demostrado en mi dura crítica a Stiglitz cuando opinó sobre esto y España, y que publiqué precisamente en elEconomista, más vale no tenerlo en cuenta, a pesar de su Premio Nobel.

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