
Emprender un proyecto editorial es siempre una aventura -alguna experiencia tengo-, si bien sería ingenuo pensar que quienes nos dedicamos al mundo del periodismo consideramos la tranquilidad un objetivo deseable. Desde 2006, año en que ve la luz elEconomista, hasta hoy han transcurrido once años frenéticos en los que la actualidad económica y política no ha dejado de procurarnos el mejor combustible para todo medio de comunicación: las noticias.
En los últimos años, el nivel de penetración logrado por las redes sociales ha alterado no solo la fisonomía del mundo digital -y con ella el modelo de negocio de la prensa-, sino la manera misma de presentar las noticias a los usuarios.
El principal resultado de esta evolución es una información muchas veces fragmentaria y parcial, que refuerza las convicciones previas y raramente da pie a la reflexión. Hechos a priori tan improbables como el Brexit o la elección de Donald Trump se explican mejor con este escenario de fondo.
Por ello, los periódicos -también elEconomista- tenemos en 2017 un desafío notable: recuperar el prestigio de la verdad y advertir del peligro que supone su debilitamiento en toda sociedad democrática. Lo dijo ya en 1920 Walter Lippmann, ganador del Pulitzer en dos ocasiones: "En periodismo no puede haber otra ley superior que no sea decir la verdad y denunciar a quien miente".
A esta tarea de contar las noticias con el rigor como máxima, y desde una perspectiva diferente -haciendo la economía asequible a todos sin caer en la simplificación-, nos hemos dedicado esta década larga, y el éxito logrado parece avalarnos. elEconomista es hoy un medio de referencia para los más de 11 millones de usuarios que visitan nuestra web cada mes, de los cuales casi tres millones proceden de América.
Una comunidad de más de 500 millones
Desde 2013 hemos querido apostar en particular por la información al otro lado del Atlántico. El hecho de que el español sea hoy la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, un patrimonio que une a 567 millones de personas en todo el mundo -sumando a quienes la dominan, quienes la están estudiando y quienes tienen competencia limitada- hace de esta vocación algo casi inevitable.
Por eso, a nuestras delegaciones en Argentina, Chile, Colombia y Perú, nuestra redacción en Ciudad de México y nuestra corresponsalía en Nueva York sumamos este 2017 el consejo editorial de elEconomista América. Presidido por Enrique V. Iglesias, e integrado por un equipo de académicos y profesionales de reputada trayectoria en el continente, el objetivo del consejo es promover el debate público y el intercambio de puntos de vista con la actualidad iberoamericana como punto de partida.
Sumar ideas, enriquecer el contenido, en definitiva, innovar, está en el ADN de elEconomista incluso desde su más temprana aparición, en abril de 1854, en forma de semanario. Aquella cabecera histórica, de la que somos herederos, fue también pionera en su época, impulsando a través de sus páginas la modernización y la prosperidad del país. Un camino que nunca termina, pero que queremos seguir recorriendo, con su ayuda, muchos años más.