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Triste, bastante triste: diálogo de sordos en Cataluña

Sí, siento decirlo, pero no se me ocurre una frase más feliz. Estos días se han multiplicado las noticias que hablan de un posible acercamiento entre la Generalitat y el gobierno de Madrid. Enric Millo, el delegado del gobierno, ha apuntado que sí, que ambas partes se hablan. Como gente civilizada. Y que no necesariamente han de airearse los contenidos en la prensa.

Pero tan pronto como se han hecho públicas estas manifestaciones, tanto Puigdemont, como Junqueras, como Neus Munté, la vicepresidenta, ya han negado en redondo que se hayan producido los encuentros. Puigdemont ha acudido al símil del Espíritu Santo para afirmar que no ha hablado con ningún alto portavoz del gobierno, aunque sí lo habría deseado.

Así las cosas, la mayoría del Parlament sigue en sus trece. Esto es referendum, sí o sí. Y su presidenta acaba de decir, que "le parecería una monstruosidad que finalmente Madrid se atreviera a intervenir la Autonomía". "Y que esto no puede o no ha de suceder en la Europa de las democracias". Y naturalmente, que va a seguir adelante, pase lo que pase.

Pues mal. Porque esta conducta no va a conducir a solución alguna. ¿No se entera de ello la Sra. Carme Forcadell? ¿No podemos pedirle un mínimo de realismo?¿Es que piensa de verdad que va a conseguir sus objetivos, al margen de lo que consideren los partidos que en el Parlamento español disponen de una aplastante mayoría?Ni PP ni PSOE ni Ciudadanos y posiblemente ni Podemos permitirían,- permitirán mejor dicho-, que se vaya muy lejos en los propósitos o en las voluntades de personas como la presidenta del Parlamento.

Naturalmente que se utilizarán los recursos de los que dispone el Estado, para impedirlo. Y detrás de estos instrumentos estarán los grandes partidos apoyando las medidas. Sin ninguna duda. Pensar o creer otra cosa constituye una tremenda ingenuidad. No, aún más. Una absoluta irresponsabilidad, por las consecuencias que todo ello puede generar, ahondando la división de nuestro pueblo.

Ahora mismo, no se ve luz alguna en el horizonte. Tampoco Rajoy ha hecho gala de imaginación y valentía. Abriendo la Comisión de reforma Constitucional, tal como he venido diciendo en muchas ocasiones. Ya sé que me repito. Ofreciendo una alternativa nueva y distinta al diálogo por el diálogo. Pero por ahora nada.

Si se me pregunta si Catalunya a lo largo de la historia ha sido pactista, contestaría después de meditarlo un tanto, con un sí. Que a lo largo de los siglos, hemos optado por el realismo y por el pacto. Y no nos ha ido mal. El pacto nos ha dado fuerza, influencia y prosperidad.

¿Hemos hoy abandonado el espíritu de pacto?.

¿Estamos dejando de ser lo que hemos sido siempre?.

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