Firmas

Político vs. funcionario

Foto: Getty.

El Gobierno y los políticos; la Administración y los funcionarios. Dos colectivos diferentes en extracción y formación que deben trabajar coordinadamente; cada uno en su papel. Por eso, cuando un político llega al Gobierno en cualquier institución pública debe ser consciente de que no puede olvidar ni la ley, ni la norma profesional que conocen los funcionarios de carrera. Eso exige el ejercicio de una virtud clave en el liderazgo: la humildad; que consiste en reconocer las propias limitaciones.

Cuando Miguel Ángel Fernández Ordóñez era gobernador del Banco de España debió tener en cuenta la opinión de los cuerpos técnicos de esta institución. Si no se hace así se corre el riesgo de errar y acabar ante los jueces. Si, además, la operación acaba en un quebranto para los ciudadanos de decenas de miles de millones de euros, como en la OPV de Bankia, era rarísimo que, al menos, no se investigara la posible responsabilidad legal.

Las legales, porque las políticas las sustanciaron los ciudadanos en las urnas en 2011. Cuando fui concejal de Madrid fue una de las primeras cosas que aprendí. Gracias al director de Servicios de la Concejalía, José Gomez, excelente abogado del Cuerpo de Letrados municipales, conseguí resolver muchos problemas y evitar no pocos riesgos; desde aquí mí reconocimiento.

Algunos de mis compañeros acabaron frente a la justicia. Incluso aquellos cuyos expedientes se sobreseyeron o fueron declarados inocentes en el "pecado llevaron su penitencia"; porque como dice la maldición calé: "tengas pleitos y los ganes".

Hay muchos políticos de extracción funcionarial. Esos necesitan todavía más humildad, porque corren el riesgo de pensar que saben mucho de la Administración y no se dan cuenta que es cuando más deben hacer caso a los funcionarios y olvidarse de la soberbia. Porque ya lo dice el refrán jurídico: "el abogado que se defiende a si mismo tiene un idiota por cliente".

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