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El impacto de Donald Trump en Latinoamérica y México

  • A España se le abre una oportunidad para ganar terreno como inversor

La actuación del nuevo Gobierno del presidente Trump hacia América Latina (AL), parece que no preocupa demasiado, por tanto no actuará con urgencia, ni previsiblemente modificará los programas existentes, excepto en Cuba. Aunque puede dirigir su atención por razones de seguridad, sobre los tres países del llamado Triángulo Norte de América Central: Guatemala, Honduras y El Salvador, que junto con Venezuela están entre los 10 países del mundo con más homicidios cada 100.000 habitantes.

Pero México sí que le preocupa y está actuando con verdadera fuerza y urgencia en varios frentes, como la renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLC). Trump ya ha advertido a la industria del automóvil, que incorporará un arancel del 35% a cualquier vehículo, de marca americana o extranjera, que se venda en EEUU pero se produzca en México, que con el TLC no pagan aranceles en EEUU.

También México se verá afectado por las desinversiones de la industria, especialmente la automotriz, y por las concesiones que deberá realizar en la renegociación del TLC. A esto se le une la construcción del muro transfronterizo, la deportación de los indocumentados y las sanciones al envío de remesas.

Esta incertidumbre, golpea al peso mexicano que registra mínimos históricos, descontando que Trump aplicará una política comercial férrea y de presión creciente para las empresas americanas que exportan desde México y China. Sin embargo, lo anterior también podría reflejar la postura inicial del equipo de Trump previo a la negociación del TLC y otros acuerdos comerciales.

Cuba, el peor después de México

Cuba después de México, será el país más afectado y tendrá un año difícil tras el acuerdo logrado con el presidente Obama, pues muy seguramente será revisado y el nuevo Gobierno busca incorporar aquellas condiciones políticas que el régimen castrista logró evitar. Entre los potencialmente países beneficiados, Brasil puede sacar partido a la devaluación del real, pues compite con EEUU en la venta de productos agrícolas a China, los cuales podría exportar más fácilmente, ocupando los espacios que dejarían las empresas norteamericanas.

Ante tal situación, la respuesta de AL debería ser una mayor integración, si bien esta se percibe como un fracaso después de 60 años de múltiples iniciativas. El comercio regional apenas logra el 20%, mientras que en Europa sobrepasa el 65% y en Asia llega al 50%. La baja cifra se explica, en parte, por un continuado déficit de infraestructuras que impide conectar eficientemente unos países con otros, y el otro motivo de peso son las barreras no arancelarias, como cuotas o prohibiciones.

De manera que se deben potenciar los acuerdos regionales entre los que destaca la Alianza del Pacífico (AP), cuyos países podrían hacer frente común uniéndose a Mercosur, ahora que no tiene el lastre de Venezuela. Ambos bloques concentran el 90 por ciento del PIB regional, aunque estas medidas son bastante poco probables de realizarse, toda vez que Mercosur se encuentra con un pulso plano y la AP, bien podría reanimarle, pero sería una decisión realmente audaz, pero poco recomendable.

Para EEUU, Latinoamérica  no representa una amenaza directa, ni plantea serios conflictos, salvo México, con quien la nueva administración pretende aprovechar la presión de Trump para conseguir las mejores ventajas en la renegociación del TLC, que considera un desastre para EEUU.

La renegociación estaba prevista que comenzase el 31 de enero, con la visita del presidente Peña Nieto a Washington, pero ante la agresiva decisión de Trump de construir el muro transfronterizo que pretende que pague íntegramente México, a lo que el presidente Peña Nieto, contestó que México no pagará la construcción, por lo cual se canceló la reunión.

Por su parte, el gobierno de EEUU está dispuesto a imponer un impuesto (sobre el 20) a las importaciones que provengan de México para financiar el muro. Solo que la iniciativa no puede aplicarse inmediatamente, ya que están vigentes las leyes del TLC. Una variable exógena para Latinoamérica, se encuentra en la importancia que China le otorgue a la región. Si EEUU se concentra en la batalla con China a quien considera su rival global, y utiliza la estrategia proteccionista, como Reagan para destruir a la URSS utilizó la carrera armamentista, seguramente perderá influencia exterior en favor de China, que será la gran beneficiada en el Área del Pacífico con su Asociación Económica Regional (RCEP), que precisamente excluye a los EEUU, e incluso en el TTP al que EEUU ha renunciado, al que China podría incorporarse. Sin embargo, China no es el abanderado del libre comercio, sus prácticas comerciales levantan muchos recelos y muchos países no lo ven con demasiado entusiasmo como un reemplazo natural de EEUU.

A España en este tablero "geoeconómico", se le abre una ventana de oportunidad para ganar terreno desde su importante presencia e inversiones en AL que la sitúan después de EEUU, como primer inversor europeo. Las empresas españolas, lideran sectores claves para el crecimiento, desarrollo y modernización de los países latinoamericanos.

Para este propósito es necesario emprender una estrategia "proactiva", para la cual, puede diseñarse una estrategia de colaboración "pública-privada" mediante el Libro Blanco para América Latina para revitalizar las relaciones económicas, comerciales, que deberían ser reforzadas por una mayor influencia política en toda la región.

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