Cataluña no sólo está dividida entre independentistas y constitucionalistas. Por debajo subyace la verdadera división: capitalistas, burgueses y obreros.
La industrialización de finales del XIX y principios del XX creó su capitalismo, con el partido de la Lliga de Cambó para defender sus intereses. También se desarrolló una clase media burguesa unida a pequeños comerciantes y propietarios agrícolas. Además, estaban los obreros, mayoritariamente inmigrantes, concienciados de su identidad y con tres tendencias: una minoritaria, que se asimiló con los "amos de la fábrica" y pasó a clase media; una segunda amplia y moderada, refugiada en el sindicalismo de corte clásico y socialista; una tercera, menor que la moderada pero muy radical, que abrazó tesis anarquistas y hasta el pistolerismo.
La historia, acallada durante el franquismo y la transición, ha vuelto. Los capitalistas, pactistas con un Estado del que durante más de un siglo obtuvieron beneficios, buscan su "Lliga" para influir en "Madrid". En la transición fue CiU ¿Ahora? ¿Buscan que ERC sustituya las maltrechas huestes del PDECat? ¿Junqueras a Más y/o Puigdemont? ¿Qué ERC haga el camino contrario a CiU, y vaya del independentismo al pactismo?
Por otra parte, están las huestes de la CUP, herederos del anarquismo, cuyo enemigo real es el nuevo partido de Colau, que irrumpe con fuerza. Al lado Ciudadanos como vertebrador de una clase media intelectual, moderna, internacional y reformista; mientras que PP y PSOE representan el constitucionalismo que aspiró a cerrar todas las heridas. Todos identitatarios catalanes pero discrepantes entre sí ¡Sólo en siete millones de habitantes! Imposible un acuerdo en algo trascendente y la independencia lo es. Por eso la Generalitat intenta sofocar los rasgos de libertad de esta sociedad: porque la verdadera batalla en Cataluña es: libertad con pluralidad o uniformidad independentista.
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