Firmas

Luces y claros del mercado de trabajo

El paro registrado en diciembre de 2016 se ha reducido, en tasas interanuales, en un 9,54 por ciento. Esto significa la reducción más importante en un mes de diciembre de esta nueva fase expansiva, contabilizando el de 2013, que ya supuso una disminución de algo más del 3 por ciento. Además, la caída, en tasa interanual, se intensifica en más de un punto y medio con respecto a 2015 y en más de cuatro puntos con respecto a 2014.

Otro aspecto de interés, que no hace sino confirmar lo que ha estado ocurriendo a lo largo de 2016, es el crecimiento en los contratos indefinidos a una tasa interanual (13,38 por ciento) muy superior a la de los contratos temporales (6,03 por ciento).

A lo anterior es relevante añadir que, en el cómputo del año 2016, el crecimiento de los contratos indefinidos a tiempo completo presenta una tasa interanual (13,84 por ciento) superior a la de los contratos indefinidos a tiempo parcial (10,10 por ciento). Teniendo en cuenta que algo más del 70 por ciento de los contratos temporales, según la misma fuente, son a tiempo completo.

No cabe duda que la combinación de todos estos datos nos aporta un mercado de trabajo más estable para los que quieren ofertar su fuerza de trabajo al mercado. Tampoco caben muchas dudas de que una evolución de estas características tiene que llevar a próximos aumentos del salario real -dada la intensidad a la que se reduce el llamado ?ejército de reserva? y el alto nivel de paro natural (friccional y estructural) que ha presentado la economía española históricamente- y, en este sentido, a una mejora de las rentas del trabajo.

De la misma manera, los datos nos dicen que el paro disminuye en todos los sectores, en todas las comunidades autónomas y tanto en mujeres como en hombres. Asimismo, es muy notable la reducción del desempleo de los que buscan empleo por primera vez.

Sin embargo, en los pliegues del desempleo se pueden esconder otras cuestiones de interés, especialmente en una economía como la española que, de acuerdo con los datos de la Seguridad Social de diciembre, no solamente aumentan en términos netos todos los contratos, sino que el nº de afiliados no deja de crecer, a una tasa que supera el 3 por ciento interanual.

De hecho, entre estas alentadoras cifras del mercado de trabajo, llama la atención cómo se está recuperando el empleo y cómo está evolucionando el paro entre mujeres y hombres. Es muy llamativo que en enero de 2012 la brecha entre el paro masculino y el femenino fuera de tan solo 23.000 personas, mientras que esa distancia entre unos y otras haya aumentado hasta las 400.000 personas en diciembre de 2016. Acercando un poco más la lupa, es evidente que el paro está disminuyendo para ellas y para ellos e incluso se observa que entre los menores de 25 años el paro es algo inferior entre las mujeres que entre los hombres.

Ahora bien, cuando nos detenemos en los mayores de 25 años, la tasa interanual de reducción del paro en los hombres es de un 12,19 por ciento, mientras que en las mujeres es solamente del 6,62 por ciento. Esto se produce en un contexto en el que la tasa de actividad de los hombres ha caído en casi dos puntos en ese periodo, mientras que en las mujeres solamente se ha reducido en cuatro décimas, de acuerdo con los datos disponibles de la EPA. Es decir, la fuerza de trabajo femenina disponible desde 2012 hasta ahora, en proporción, se ha mantenido más estable que la de los hombres, lo que tendría que haber sido una oportunidad para que, con la nueva expansión económica, al menos en términos absolutos, las mujeres hubieran salido del desempleo en mayor medida, si hubiera cierta simetría en el mercado, eliminándose esa pequeña brecha de 2012. Sin embargo, ha ocurrido lo contrario.

Queda por analizar más en profundidad esta cuestión, pero habría que pensar en corregir de manera urgente una salida a la crisis asimétrica y preocupante entre paradas y parados mayores de 25 años. Mientras que en 2016 las primeras se han reducido en menos de 100.000, los segundos han bajado en aproximadamente 200.000 (no achacable a una merma en la población activa femenina). Teniendo en cuenta que, al comenzar 2016, el número de paradas mayores de 25 años era superior al de parados en 350.000 personas.

De otro modo, aunque los resultados generales del mercado de trabajo son buenos, no hay tiempo para el regocijo y casi tampoco para emprender una estrategia distinta en materia de política de empleo que asegure que no hay pasos atrás en la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, porque en ello hay mucho en juego.

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