
Las elecciones estadounidenses han dejado un resultado sorprendente y paradójico: la victoria de Donald Trump, un candidato con el que casi nadie contaba. La primera paradoja es que Donald Trump perdió en voto popular aunque ganó en el Colegio Electoral, que es lo que cuenta. Cada Estado, en función de su población, elige delegados a un Colegio Electoral de 538 compromisarios ligados por mandato imperativo. Este colegio elige al Presidente para lo que se necesitan 270 votos, la mayoría absoluta. Los números en este colegio parecen más claros que el apretado resultado en voto popular: Donald J. Trump ha obtenido 306 votos frente a 232 de Hillary R. Clinton.
Ahora bien, como en casi todos los Estados impera la regla de que el ganador se lo lleva todo, la clave ha estado en los Estados que han cambiado de signo, es decir que hace cuatro años votaron demócrata y ahora han votado republicano. Porque la primera sorpresa es que ningún Estado que hubiese votado republicano ha vuelto al bando demócrata.
Centrándonos en esos seis Estados que han decidido las elecciones, tenemos tres grupos. Por una parte, la clara victoria de Trump en Iowa por casi 10 puntos refleja el triunfo de Trump en la América rural. Esto tiene que ver con factores culturales, y probablemente también con el proteccionismo, que era una seña de identidad de la candidatura de Trump. Simplemente pensemos en que el sector agrícola es el que tiene más subvenciones, y sobre el que las importaciones pagan más aranceles.
En este caso, Iowa que sólo computa seis votos en el Colegio Electoral, lo sorprendente probablemente fue el triunfo de Obama frente a Romney hace cuatro años. Sin embargo, el estado que ha sido una enorme sorpresa, y también encierra varias paradojas ha sido Florida. Este estado es el tercero que más compromisarios elige, 29 empatado con Nueva York, y sólo por detrás de Texas, 38 y California 55. Florida ya fue el Estado cuyo voto decidió las elecciones del 2000 en un apretadísimo recuento que favoreció a George W. Bush frente a Al Gore.
La importancia de Florida
Ahora Florida no ha sido tan decisiva pero ha estado muy cerca. En primer lugar, la diferencia a favor de Trump ha sido de 1,4 puntos y cerca de 130.000 votos, sobre unos 9 millones de votos en el Estado. Esto ha sido claro, pero no es una diferencia relevante. Además, sólo con los votos electorales de Florida, Hillary Clinton no hubiese ganado, hubiese necesitado retener alguno de los cuatro Estados de los Grandes Lagos, de los que luego hablaremos. Pero como en tres de ellos, las diferencias fueron muy estrechas, la mitad de la presidencia la ganó Trump en Florida.
El resultado en Florida ha sido una sorpresa porque parecía que el voto latino se había movilizado, y casi todos los analistas daban por sentado que eso favorecía a los demócratas. Probablemente, la retórica del magnate Trump, muy crítica (por ser suave) con las minorías y la inmigración, ha dado lugar a que las encuestas nos engañasen a todos. Entre los latinos estadounidenses, por razones obvias, estaba muy mal visto decir que se iba a votar a Trump. Sin embargo, hay dos grupos que estaban de acuerdo con alguna de las políticas de Trump. Por una parte, buena parte de los cubano-americanos eran muy críticos con la política de Obama de apertura hacia Cuba, que se percibía como un acercamiento injustificado al régimen de Castro. Es bastante probable que parte del voto cubano en Florida fuese a Trump simplemente porque manifestó que iba a cambiar de política hacia el régimen de los hermanos Castro, lo que es una cuestión capital para buena parte de los cubano-americanos, que sobrepasan el millón de personas sólo en Florida.
Hay otro colectivo, que en este estado de Florida es casi tan numeroso como los cubanos, los puertorriqueños. Había datos de que este colectivo estaba muy movilizado. Todo el mundo daba por hecho que eso favorecía a Clinton. La realidad podría haber demostrado que paradójicamente no era así. Los puertorriqueños tienen por nacimiento la nacionalidad estadounidense. Esto significa que como otros latinos, que ya habían adquirido la nacionalidad, podría interesarles una política migratoria que redujese la competencia en el mercado de trabajo. De hecho, muchos ciudadanos votan de acuerdo con sus intereses, aunque luego declaren a los encuestadores lo que es políticamente correcto.
Con todo, la clave más importante en términos electorales ha estado en los cuatro estados de los grandes lagos: Michigan, Pensilvania, Wisconsin y Ohio que suman 64 votos, y que han pasado de votar demócrata a votar republicano. Salvo en Ohio, donde Trump ganó por más de 8 puntos, las diferencias en los otros tres estados han oscilado entre tres décimas y 1,1 puntos porcentuales. Es una zona particularmente afectada por la desindustrialización derivada del traslado de fábricas hacia otras zonas del mundo con mano de obra más barata.
Aquí el mensaje de Trump, absolutamente contrario al libre cambio y a los tratados de libre comercio ha sido determinante. Pensemos en una ciudad como Detroit en Michigan, literalmente en quiebra, donde antes se producían los automóviles que conducían los norteamericanos. Aquí, cualquier otro candidato del Partido Republicano, tradicionalmente favorable al libre comercio, hubiera fracasado. Sin embargo, el planteamiento de Trump consistente en imponer un arancel del 35% a la importación de coches procedentes de México sonaba a música celestial, tanto para los desempleados de las fábricas, como especialmente a los que ven sus empleos industriales en peligro. Que esa política sea contraproducente para los propios Estados Unidos, e incluso mínimamente viable, es otra historia.
Hasta aquí un análisis del vuelco en el Colegio Electoral a favor de Trump. Esto por supuesto difiere de lo que suelen destacar los medios, que no se han centrado en los intereses de los votantes, especialmente los votantes decisivos de los estados "veleta", que acaban dirimiendo las elecciones. Aunque muchos que discrepamos profundamente de las políticas que Trump ha propuesto en campaña, me parecía importante bucear en las causas del éxito electoral de Trump, lo que incluye no magnificarlo. Lo más relevante de todo esto, es que probablemente marque las grandes líneas de futuro de la política de la Administración Trump, porque parece probable que estos estados puedan volver a decidir las elecciones dentro de cuatro años. De eso hablaremos otro día.
Francisco de la Torre Díaz. Diputado de Ciudadanos y presidente de la Comisión de Presupuestos del Congreso.