Firmas

El discurso del nuevo presidente de EEUU

  • Tuvo una llamada a la unidad que ya nos gustaría escuchar en nuestro país

Muchas personas, especialmente algunos famosos comentaristas políticos, se han sentido frustrados el pasado miércoles ante la victoria de Donald Trump. Los epítetos, por no decir los insultos, contra el candidato republicano han sido la regla general. Incluso se llegó a oír en una tertulia radiofónica ese mismo día que, con la victoria del candidato republicano, se inauguraba el Reinado Trump; dando la sensación de que se terminaba la democracia en América.

Quizás el comentarista no había leído el libro de Alexis de Tocqueville para comprender dónde se asientan las raíces del sistema democrático estadounidense. De la misma manera, se han multiplicado los comentarios sobre el futuro que le espera a Estados Unidos y al mundo entero con la llegada de este nuevo presidente. Futuro nada halagüeño según una mayoría de opiniones. Con la circunstancia de que nos hemos encontrado durante la larga campaña americana con que son muchísimos los expertos en americanología, si se permite el barbarismo. Personas que han estado prestas a dar lecciones de lo que sucede en el interior de las conciencias de ese gran país que llamamos Estados Unidos.

También, en estos días, se ha comentado la supuesta presencia del anterior secretario general del PSOE en Estados Unidos para apoyar la candidatura de Hillary Clinton. Se desconoce -si es que existe en realidad- la relación de Pedro Sánchez con la que fue secretaria de Estado en la Administración Obama. Con todo, sí han existido voces autorizadas de personas que bien conocen la realidad estadounidense; ya sea porque allí han vivido o allí han trabajado.

Voces, cuyos análisis, independientemente de sus preferencias, están siempre lejos de aquellos que ni siquiera han pisado aquel país o que, a lo sumo, han estado como turistas de compras en Nueva York por Fifth Avenue o visitando el Grand Canyon en Arizona. De todo ello es fácil sacar una conclusión: en general, la información que han transmitido los medios de comunicación sobre lo que sucedía, o ha sido errónea o era interesada.

Estados Unidos es, sin embargo, un gran país, de más de siete millones y medio de kilómetros cuadrados, con profundas diferencias de estado a estado, donde sus 320 millones de habitantes, independientemente de su raza, religión, o preferencias políticas, son y se sienten ante todo americanos. Una circunstancia que, con sus estridencias, ha sabido entender perfectamente el que será nuevo presidente de Estados Unidos; que hará el número 45 de la serie. Basta para ello ver el mapa de los Estados donde Trump ha ganado: casi todo el país está teñido del color rojo republicano después de una dura contienda electoral que ha durado más de un año.

Ni siquiera el todavía presidente, Barak Obama, con su directa involucración en favor de Clinton, ha sido capaz de cambiar un signo que se venía anticipando desde instancias bien informadas. Y es que, fuera del show electoral, incluidos los insultos y los ataques personales entre los candidatos, la conclusión es que Donald Trump ha entendido el sentir americano y las dificultades por las que atraviesa el país. Cosa que Hillary Clinton ha estado lejos de sentir. Más bien era la secretaria de Estado la que hablaba con la autoridad que le daba su antiguo cargo.

Y una vez terminada la contienda electoral, hay que ir al primer discurso del futuro presidente americano. Una alocución, de algo más de 15 minutos, que conviene oír con detalle para entender cómo funciona la democracia americana, y comprender además al verdadero Trump, viendo lo que se encuentra detrás de sus aspiraciones primeras. Lo primero, la referencia a la llamada de Hillary Clinton felicitándole a él y a su partido por la victoria. A lo que han seguido sus alabanzas a la candidata demócrata: "Hillary has trabajado mucho y duro durante un largo período de tiempo, y tenemos contigo una enorme deuda de gratitud por tu servicio al país".

A lo que ha seguido "ahora es tiempo de que América cierre las heridas de la división? Y digo a todos, republicanos y demócratas, que es el tiempo de que vayamos juntos como un pueblo unido". Con la conclusión de que "trabajando juntos, comenzaremos la urgente tarea de reconstruir nuestra nación y renovar el sueño americano". Frases de gratitud al adversario unas, y de llamada a la unidad otras, que a muchos nos gustaría escuchar alguna vez en nuestro país. Quizás nos queda aún mucho para ser una democracia a la americana.

Un discurso de gratitudes de Trump hacia su equipo, de motivación para los más desfavorecidos (especialmente hacia los veteranos), de la necesaria reconstrucción de las infraestructuras, y de consideración hacia el resto de países hacia los cuales el futuro presidente añadía: "quiero comunicar a la comunidad mundial que, aunque pondremos los intereses de América en primer lugar, trataremos con todos, con todos, con amabilidad. Buscaremos puntos en común, no hostilidades; alianzas, no conflictos". Una cosa parece cierta: en lo relativo a la política internacional, seguramente, se terminarán los bandazos de los últimos años.

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