Firmas

Pacto anticorrupción y final del principio

  • Si no ofrece alternativa, un partido responsable también puede abstenerse
  • El pacto no es el final del camino, pero abre la vía para tener Gobierno

España lleva desde el 20 de diciembre del año pasado con el Gobierno en funciones. En todo este periodo, la actividad legislativa se ha reducido a la ratificación de un único Real Decreto-Ley. El bloqueo comenzó siendo político para tener consecuencias legislativas. Nos estábamos acercando peligrosamente a que el bloqueo tuviese graves consecuencias económicas y sociales.

Las graves consecuencias económicas se derivarían de tener que prorrogar el presupuesto, y automáticamente, incumplir los compromisos internacionales de España para reducir el déficit. Por otra parte, el hartazgo social con la situación de falta de Gobierno era palpable y no podía sino ir a más.

Efectivamente, hubo un intento de desbloquear la situación en la anterior legislatura. A diferencia de los demás partidos, Ciudadanos negoció su apoyo al candidato de otro partido. Entonces, como el único candidato que el Rey propuso -y aceptó presentarse- perdió la investidura, acabamos en unas segundas elecciones. Tras las nuevas elecciones del 26 de junio, el Rey volvió a proponer como candidato al presidente en funciones, Mariano Rajoy. Sin embargo, hasta ahora no teníamos ni el compromiso explícito del candidato de ir a la investidura, ni una fecha para hacerlo.

Ante esta situación, y a diferencia de los demás partidos, Ciudadanos ha buscado una solución. Para eso, hemos pasado de defender una abstención técnica en la segunda votación de la investidura, a proponer unas condiciones mínimas para negociar un posible apoyo al candidato propuesto por el Rey, Mariano Rajoy. Estas condiciones son un pacto anticorrupción que contiene propuestas, como la prohibición de indultos a los condenados por corrupción política, o la eliminación de los aforamientos, que comparten la generalidad de los españoles.

A partir de aquí, estamos dispuestos a negociar también otras cuestiones fundamentales para la estabilidad económica como son el techo de gasto y el presupuesto. La aceptación sin condiciones por parte del PP del pacto anticorrupción es una gran victoria, para Ciudadanos, y sobre todo, para todos los españoles que quieren un país limpio de corrupción.

Por otra parte, parece bastante evidente, pero un proceso de investidura necesita una fecha. Si esa fecha condiciona el techo de gasto, que a su vez condiciona los presupuestos, la cuestión es que, además la fecha tampoco puede demorarse en exceso. Tengamos en cuenta que España se ha comprometido, bajo la amenaza de probables sanciones, a enviar un plan presupuestario a Bruselas antes del 15 de octubre. Pues bien, hoy por fin, merced a que ésta era una condición previa impuesta por Ciudadanos para negociar la investidura, tenemos una fecha razonable para la investidura, el próximo 30 de agosto.

El eventual apoyo de los treinta y dos diputados de Ciudadanos podría no ser suficiente, si ningún otro partido se comporta con responsabilidad. Evidentemente, buscar los apoyos para la investidura le corresponde al candidato que se presenta a presidente del Gobierno, y a su partido. Sin embargo, no apoyar no es lo mismo que bloquear. Por esa razón, no sólo se puede votar a favor, apoyar, o votar en contra, rechazar. Un partido responsable también se puede abstener, especialmente, si no puede ofrecer una alternativa a los españoles.

O si lo prefieren, si la única alternativa que puede ofrecer son unas terceras elecciones, que serían un fracaso sin precedentes de todo el sistema político español. Efectivamente, estoy refiriéndome al PSOE, el segundo partido más votado en las anteriores elecciones, aunque fuese con el peor resultado de su historia, y, sobre todo, el partido que más tiempo ha gobernado España desde la restauración de la democracia. Creo sinceramente que a este partido se le puede exigir más responsabilidad: que piensen antes en España y en los españoles, que en sus, también legítimos, intereses partidistas.

La firma del pacto anti-corrupción de hoy no es el final del camino, pero sí abre el camino a la investidura, es decir, a poder tener un Gobierno. A partir de aquí, todos podremos trabajar en las reformas, la lucha contra la corrupción y en volver a poner a España en marcha. Como señalaba Winston Churchill tras la victoria aliada en El Alamein: "No es el final, ni siquiera el principio del fin, pero con un poco de suerte sí será el final del principio".

Hemos tardado muchos meses, pero el inicio de esta negociación entre Ciudadanos y el Partido Popular como mínimo será un rayo de esperanza: el final del principio de esta legislatura repetida, con un Gobierno en funciones sin capacidad de abordar la solución de ningún problema de los españoles. Esta etapa de inicio lleva prologándose demasiado tiempo: debemos dejar de repetirnos y comenzar a trabajar.

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