Firmas

¿Qué supone el dinero caído del cielo?

En 1969, el economista Milton Friedman imaginó una comunidad que vivía pacíficamente en una isla y cuyos habitantes desarrollaban una actividad económica armónica y su nivel de riqueza era similar.

"Supongamos ahora", describe Friedman, "que un día un helicóptero sobrevuela la comunidad arrojando billetes de 1.000 USD desde el cielo?". Así nace el concepto de dinero-helicóptero, que teoriza sobre las consecuencias de la transferencia directa de dinero desde los bancos centrales a los ciudadanos, sin pasar por las autoridades fiscales. Dinero caído del cielo.

Esta medida tan drástica y extrema tiene sentido, explican los economistas, cuando las medidas de expansión monetaria o Quantitative Easing (QE) dejan de tener el efecto deseado y se cae en la llamada trampa de liquidez, donde, en un contexto de tipos cero o cercanos a cero, las familias prefieren el efectivo a cualquier otro activo, como bonos o acciones, debido a su alto precio.

En las medidas de expansión monetaria no convencionales como el QE, lo que realmente se produce es un intercambio de activos entre los bancos centrales y el sistema financiero. Así, el banco central compra bonos de gobierno (u otro activo financiero) a otros agentes financieros a cambio de dinero, con la esperanza de que fluya en el sistema, generando actividad económica e inflación. En este caso, existe por tanto una contrapartida en el balance del banco central que respalda el flujo de liquidez al sistema.

El dinero-helicóptero, por el contrario, supone un incremento permanente e irreversible de la base monetaria, sin contrapartida en el balance del banco central. Es decir, éste no compra activos de ningún tipo sino que crea base monetaria nominal (dinero) que se reparte entre los ciudadanos.

La implementación de estas medidas puede ser tan simple como la mencionada transferencia de efectivo directamente a los ciudadanos, o más compleja como la bajada de impuestos financiada con dinero de los bancos centrales a los tesoros, como argüía Bernanke en 2002 y cuyo efecto sería similar al dinero caído del cielo.

Muchos economistas de prestigio ven en esta monetización del déficit público la medida más rápida y eficiente para recuperarse de la crisis, y más aún si van acompañadas de un incremento en el gasto público vía inversión en infraestructuras, por ejemplo, como por cierto recogen los programas tanto de Trump como de Clinton.

Las consecuencias de este 'QE del pueblo', como le llaman algunos, parece que tendría efectos claros e inmediatos sobre el aumento de la demanda agregada y sobre la inflación, pero parecen menos claras las consecuencias sobre los balances y credibilidad de los bancos centrales a futuro.

Aun así, tengo la sensación de que, o mucho cambian las cosas, o empezaremos a oír hablar de dinero caído del cielo de manera recurrente en los próximos meses.

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