
En el fondo no deja de ser desconfianza. Sí, me refiero al Brexit. Pero, también podríamos hablar de otros muchos temas que al final se han materializado de forma imprevista. O plantean escenarios claramente inesperados para el futuro. Todo es cuestión de desconfianza. Y lo peor es que se trata de desconfianza de los ciudadanos con sus autoridades; de las propias autoridades consigo mismas; de los agentes económicos sobre el futuro; desconfianza de los inversores financieros con el mercado. Desconfianza, sólo desconfianza.
La evolución de los acontecimientos tras el resultado del referéndum británico ha sido la esperada: confusión. Confusión política dentro del Reino Unido y mensajes contradictorios, confusos y ambiguos, del resto de las autoridades europeas. Lo esperado, aunque no deja de ser inquietante. Repetía el presidente del Eurogrupo este mismo lunes que sólo a medio y largo plazo conoceremos realmente el impacto negativo del Brexit.
Naturalmente, aunque todos vivimos el momento. Y es un momento políticamente complejo. Por ejemplo, las demandas en algunos casos de penalizar al Reino Unido por abandonar el proyecto europeo. ¿Se convertirá éste en una prisión? Admito que la mera cuestión no me gusta. Como también observo con cierta incredulidad el interés por beneficiarse de la potencial deslocalización financiera desde Londres. ¿Cómo era aquello de la piel del oso? Sigo pensando que llevará tiempo tener ideas claras sobre las consecuencias del Brexit. Pero por el momento nuestro reto debe ser intentar superar la confusión actual.
¿Es sólo cuestión de tiempo que todos superemos esta desconfianza? Admito que el tiempo te puede llevar a matizar mucha de la confusión actual. Por ejemplo, el temor a acentuar la desaceleración económica mundial. Ya ven como los últimos datos económicos en Estados Unidos nos permiten mirar el escenario a corto plazo de forma más optimista. Y esta misma conclusión se puede extrapolar a la economía china. ¿No es suficiente? Naturalmente que no lo es.
Pero, recuerden como desde el año pasado la evolución económica de estas dos economías ha sido el principal factor de desconfianza. La cuestión de fondo, a efectos de los inversores financieros, es si se dan las condiciones para un crecimiento sostenido. Ya saben que los inversores financieros buscan anticipar el futuro. Lamentablemente ahora parece faltarles información para tomar decisiones.
¿O es quizás que son demasiado desconfiados? Un ejemplo de este exceso de desconfianza puede ser la penalización de la banca. Y es un ejemplo inquietante, dada la prioridad de estabilizar al sector en los mercados. Positivo para la banca, pero mucho más para la sociedad considerando su doble papel de facilitar medios de pago y financiar la economía.
¿Por qué la desconfianza en bolsa hacia el sector? Si fuera sólo una cuestión de resultados, no tendríamos una diferencia tan elevada entre precio y valor. En definitiva, también debemos considerar la incertidumbre regulatoria, la incertidumbre económica y la propia incertidumbre derivada del propio mercado. Ya saben que la inestabilidad del mercado es un foco adicional de incertidumbre. Incertidumbre y desconfianza probablemente estén interrelacionadas en el caso de la banca. Y un círculo vicioso injusto considerando como se ha reforzado y ajustado el sector. En España especialmente.
Volviendo a la desconfianza centrada en el Brexit, el propio FMI anticipaba el viernes pasado futuros conatos de inestabilidad económica y política para Europa en caso de que no se resuelvan "problemas colectivos". Y todo podría ser peor si, al final, esta inestabilidad se contagia a los mercados financieros. Esto también lo decía.
Pero, ¿cómo solucionar el problema que subyace en la victoria del no a Europa? , ¿cómo evitar el riesgo de contagio si aún no tenemos nada claro qué lo ha originado? En mi opinión, centrarlo sólo en un problema de emigración sería erróneo por excesivamente simple. Y responder con mayor integración o todo lo contrario, podría ser muy peligroso.
De esta forma, entiendo como algunos economistas aluden a los riesgos hacia una mayor integración económica y financiera mundial derivados del antecedente del Brexit. Reforzar la integración alcanzada, en Europa y a nivel mundial, puede ser la mejor solución por el momento. El tiempo, como decía antes, puede poner las cosas en perspectiva y facilitar de esta forma que realmente se alcance una solución viable. O con menor coste al menos.
Una cosa más, en el papel del FMI al que aludía antes se ordenan los principales riesgos a nivel mundial: debilidad económica; contagio del Brexit; un aumento de la crisis de refugiados; aumento de la inseguridad; y debilidad de la banca. Desconfianza, sólo desconfianza.