En España contamos chistes de Lepe. En Francia lo hacen de belgas. Érase que se era que el Parlamento Europeo, por aquello de la transparencia y cercanía a la ciudadanía, se construyó como perímetro de varios edificios?, donde todas sus paredes son de cristal. Me han leído bien, de cristalino cristal.
Cuando tomé mi Acta de Diputado me pareció que el objetivo más importante de Europa para cualquier terrorista con dos dedos de frente (a Dios gracias hasta ahora no llegan ni a uno) era nuestro Parlamento. Un objetivo simbólico de primerísimo orden donde miles de funcionarios y más de 700 diputados lo ocupaban a diario, y donde con alguna suerte los terroristas pueden encontrarse con alguna "cosecha" de superior identidad, tales como ministros o incluso presidentes.
Las medidas adoptadas han consistido en blindar las puertas de acceso, pero dejando todo el perímetro como estaba: de cristalino cristal. Ahora puedo denunciar lo que la discreción y la prudencia me pidieron callar: el terrorista Salah Abdeslam tenía en uno de sus ordenadores marcado como objetivo prioritario el Parlamento Europeo. Más claro imposible. Más fácil también.
Los Servicios de Inteligencia belgas son ciertamente mejorables, digámoslo así. La vigilancia y protección, sin dar detalles, es una pura entelequia. Nuestro Ministerio de Agricultura tiene superiores medidas de seguridad que el Parlamento Europeo.
Y así estamos, confiando en la Providencia y en tres mil ángeles de la guarda (a uno por cabeza), que deben estar agotados por el permanente esfuerzo de mantenernos vivos mientras las autoridades belgas practican el arte de la perfecta ineficacia: cuando los terroristas atacaron Bruselas (aeropuerto y metro), una de las medidas tomadas por el Gobierno belga fue ¡cerrar los accesos a la capital!, cuando era evidente que ningún terrorista iba a entrar, porque ya estaban dentro. En todo caso saldrían. Historias belgas.
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