Firmas

Llega la venganza de la clase media

Imagen: Getty.

Estamos atacando a las clases medias y, tarde o temprano, acabarán por vengarse. Éste era el vaticinio que, hace apenas unos días, hacía uno de los columnistas del Washington Post.

Las clases medias son cada vez más exiguas en las grandes economías de Occidente, se ven obligadas a vivir con sus devaluadas rentas del trabajo, objetivo de la voracidad de las haciendas públicas.

Las clases medias gozan de muchas menos prestaciones y derechos sociales que hace unos años, tienen hijos que se enfrentan a un futuro laboral incierto en el mejor de los casos? Cada vez más deberes. Cada vez menos derechos. Pero sólo ellos?

Me temo que esas clases medias se están vengando ya? Lo están haciendo en las urnas. Sólo así se puede explicar el auge de Trump en los Estados Unidos, el de Le Pen en Francia o de Pablo Iglesias en nuestro país. No es cuestión de izquierdas o derechas. O no sólo es eso. Nos haríamos trampas en el solitario si aceptáramos un análisis tan simple.

Es, sobre todo, la pataleta, la airada protesta de las víctimas de un sistema que sienten que se ha vuelto en su contra, sólo en su contra, que intuyen que les maltrata ofreciéndoles a cambio -magro consuelo- unas pocas migajas. Las familias se han apretado el cinturón, vaya si lo han hecho. A la fuerza. Y no perciben el mismo grado de autoexigencia entre los poderosos.

En España, la tantas veces prometida y cacareada reforma de la administración pública se ha limitado a hacer desaparecer la grasa más visible del entramado. Pero hay más, una insensata multiplicidad de instituciones con funciones solapadas en las que, a ojos vista, pastan los de siempre. Y eso es lo que duele. Y por eso, acabará volviéndose contra los poderosos.

La historia nos lo enseña: sólo una amplia clase media es garantía de democracia y estabilidad. Aquí, la clase media es un sector de la población menguante.

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