Cuando miramos a nuestro alrededor el panorama parece desolador: los escándalos de corrupción se suceden y en el imaginario popular el comentario extendido es que todos los políticos son iguales. Otros comentan que el mundo empresarial también tiene su parte de culpa: "¿de donde sale el dinero?". Y algunos sectores tradicionalmente al margen de esta lacra como las ONG o la Iglesia también se han visto salpicados en alguna manera.
Una pregunta que más de uno nos hacemos es si merece la pena mantener una conducta recta o si, por el contrario, lo provechoso es actuar sin escrúpulos y con el único objetivo de obtener los máximos beneficios personales, profesionales o políticos, rápidamente.
En nuestra opinión no sólo se puede y se debe ganar dinero o elecciones siendo honrado, sino que a la larga es la forma más rentable (y segura) de obtener el mayor rendimiento de las oportunidades que a cada uno se le presentan en la vida.
Esta opinión está basada en nuestra propia experiencia profesional, en la acumulada tras muchos años de seguir la carrera de miles de altos directivos de las empresas más importantes que trabajan en España, y en las propias opiniones de estos.
Tener un comportamiento honesto de manera consistente genera, mantiene e incrementa la credibilidad que un dirigente pueda llegar a disfrutar en su entorno. Ésta se traduce en confianza, y ésta a su vez, en respeto.
Los compañeros, clientes, proveedores o votantes respetan a los dirigentes que se comportan consistentemente con rectitud. De ellos saben lo que pueden esperar en cada momento, que cumplirán con sus compromisos (o explicarán clara y honestamente su incumplimiento parcial o total) y que por tanto son interlocutores válidos.
Los votantes y los colaboradores del equipo de un líder siguen a un jefe en el que puedan confiar, porque su forma de hacer responde a unas normas de conducta transparentes y éticas. Un comportamiento recto y honrado es un requisito imprescindible para que un directivo llegue a ser realmente líder y se gane auténtica autoridad. El valor de la ejemplaridad, que Javier Goma ha logrado introducir en la agenda pública, es pieza clave para conseguir que un equipo se alinee con un objetivo compartido con el líder.
¿Quién puede negar que más pronto que tarde los tramposos son identificados y descubiertos? ¿Quién desea ser engañado y se expone a tratar con personas en las que no confía?
Con ser importante lo anterior, no es lo principal. Lo realmente crucial es la tranquilidad, la seguridad que proporciona la credibilidad ante uno mismo, porque, no nos engañemos, nos hemos de mirar todos los días a los ojos en el espejo para pintárnoslos o para afeitarnos.
Aparte de todo esto, ¿cómo se puede pagar el dormir tranquilo? ¿Cómo se puede medir la fuerza que proporciona ir por la vida con la frente alta? No olvidemos lo que nos decía Victor Hugo: "hay un espectáculo más grandioso que el mar, y es el cielo; hay un espectáculo más grandioso que el cielo y es el interior de un alma".
En resumen, un comportamiento ético y honrado en la vida profesional es más gratificante, más divertido, más tranquilo, más relajante, más sano y mucho más rentable para uno mismo, para la empresa en la que trabaja, y para la sociedad en la que vive.