Firmas

Lo que tienen que aprender los inversores de los cazadores

  • En los mercados hay que seleccionar los disparos a la espera del trofeo

Es curioso, se asocia el mundo de las inversiones con la caza, y nada más lejos de la realidad. Es más, que el inversor no actúe como un cazador tiene su lógica. Nadie nace sabiendo. Lo que no la tiene tanto es que muchos profesionales hagan lo mismo.

Se habla del "lobo" de Wall Street, del "cazador de gangas" o de los "tiburones" financieros, pero no creo que haya un lobo que se precie que no sepa esperar su momento de ataque, al igual que no conozco un cazador que dispare a la mínima y sin tener razonablemente claro que ha visto a la pieza. Se habla de "fondos buitre", pero quitando a los gestores de los mismos no conozco muchos gestores de patrimonio que esperen pacientemente en el aire a que aparezca su presa. En algunos casos, hay que decirlo, por la presión de sus clientes por obtener rentabilidad ya.

En el mundo de la inversión se dispara a todo lo que se mueve. Y a lo que no se mueve. Y si le dices a un cliente -o a tus colegas del sector- que hay que pasar una temporada con el 70% de la cartera en bonos del Estado y corporativos hasta que escampe, te miran como si te hubieras vuelto loco.

Además, parece que al "cazador" financiero solo le interesan los venados de dieciséis puntas. Tiene que ganar en bolsa. No le valen conejos ni cochinos. Tiene que ser el corzo de medalla de oro. Hasta el más modesto pescador sabe que hay días en los que no merece la pena salir, so pena de perder la vida en la mar, pero se pierden fortunas a diario por obcecarse en que "hay que tener renta variable" porque es una cartera de perfil equis.

Claro que hay que tener renta variable. Pero las ocasiones para tenerla y disfrutarla son las que son, no las decidimos nosotros. Sirva este artículo para no olvidar que en los mercados, como en la caza, es importante seleccionar los disparos, especialmente para no quedarse sin munición cuando entra el trofeo.

Este año es un ejemplo clarísimo. El ambiente no era bueno ya en enero. El mundo económico vivía -y sigue viviendo- en un sin vivir ante la posibilidad de que estemos entrando en un proceso de "japonización" de la economía. Y con la espada de Damocles de nuevas devaluaciones por parte de China. Es como ese día que sales a cazar -yo no soy cazador, pero me he informado- y hace mucho viento, es decir, que es más fácil que te huelan los animales y, en consecuencia, ya puedes disparar que no vas a cobrar ninguna pieza. Es muy difícil que se te ponga por delante el rebeco si no escampa.

Una cartera invertida mayoritariamente en bonos europeos lo está haciendo mucho mejor que una que tenga el grueso de la inversión en renta variable, pero, cuando a primeros del año decía que la renta variable mejor "en platos pequeños", y que lo que "molaba" era la renta fija corporativa, les aseguro que mis ideas no generaban ningún entusiasmo. Más bien escepticismo. Especialmente entre los profesionales. Parece como que obtener plusvalías con los bonos en lugar de en las acciones fuera como en el mus, donde se dice que "jugador de chica, perdedor de mus" (eso, en cambio, sí que es cierto).

Pues ahí tienen el 3% que suben los índices de renta fija corporativa o incluso más en el caso de deuda pública. Incluso manteniendo el dinero en activos de este tipo, pero de baja volatilidad -los plazos cortos-, que son activos de bajo riesgo, se habría ganado más que en renta variable y más que en un depósito bancario. Ha sido como esperar al venado en un puesto con calefacción y caldo caliente. Para quien lo haya hecho, claro.

Sigo pensando que acabaremos el año en positivo en EE.UU., y posiblemente en Europa (no habría recomendado si no ni siquiera platos pequeños de renta variable), pero también creo que hasta que el S&P500 no rompa sus máximos históricos va a ser muy difícil cobrarse una pieza decente. Y hasta que no sepamos si China aguanta el tirón de su cambio económico inducido -incluida la viabilidad de su elevadísimo nivel de deuda- no podemos hablar de exponernos masivamente a la renta variable. En Europa tenemos también que superar las elecciones españolas, un sainete que podría acabar muy bien o francamente mal, y que afecta a toda la eurozona, que populismos hay por todos lados.

Despejará. Y saldrán piezas cotizadas. Tenemos que estar ahí para no perdernos los primeros rallos de sol, que suelen ser los mejores. De ahí lo de los platos pequeños de enero. Pero, mientras tanto, calma. Guarden munición para cuando salga la pieza merecedora de medalla.

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