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El mito de la soberanía británica

  • El comercio con el mercado único europeo es esencial para la prosperidad
  • Si abandona la UE tendrá que decidir si negociar con el mundo o aislarse
  • Es un mito que dejar la UE permita recuperar mucha soberanía comercial

Quienes sostienen que el Brexit permitiría al Reino Unido "recuperar su soberanía" pasan por alto el efecto del comercio en la legislación nacional.

Aunque el Reino Unido abandonara la UE seguiría sometido a la normativa comunitaria siempre que comerciase con países europeos, ya que los productos o servicios que exportara tendrían que cumplir las normas de la UE. Además, seguiría perteneciendo geográficamente a Europa y muy vinculado al continente. Cortar los lazos comerciales del todo no es una opción.

El comercio con el mercado único europeo es fundamental para la prosperidad económica británica. El 52% del comercio de bienes del país va a parar a estados del mercado único europeo, así como el 42% del comercio de servicios; incluso el 30% del comercio de servicios financieros es con la UE. De producirse el Brexit, el Reino Unido seguiría necesitando comerciar con el mercado único europeo, compuesto por los 28 países de la UE y cuatro miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA).

Las ventajas del mercado único traspasan de largo los acuerdos comerciales al uso, que se limitan a reducir aranceles. En su esencia, el proyecto del mercado único europeo tiene que ver con las barreras no arancelarias al comercio, la implantación de estándares y la aplicación e interpretación de normas. Los reglamentos no solo se refieren a los productos, sino también a los derechos de los trabajadores, a la salud y la seguridad.

A los países como Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein, que no están en la UE pero sí en EFTA, les resulta crucial para su economía pertenecer al mismo mercado, ya que el 50% del total de su comercio se destina a la Unión Europea. Consienten en la aplicación de las normas de la UE y suelen aceptar la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo. Pertenecer al mercado único europeo les aporta ventajas económicas pero supone un precio para los cuatro países de la EFTA, ya que las normas del mercado único las deciden únicamente los miembros de la UE.

La Unión comparte su mercado único con esos países, pero las decisiones sobre normativas exigen la aprobación del Consejo Europeo de Ministros y el Parlamento Europeo. Los países de fuera de la UE no tienen voz en ese proceso. Es cierto que existen diferencias entre Noruega, Islandia y Liechtenstein por un lado, y Suiza por el otro. Los primeros acatan las normas del mercado único europeo, mientras que Suiza solo las acepta en algunos ámbitos y negocia acuerdos bilaterales con la UE en los demás.

El hecho sigue siendo que los cuatro países de la EFTA son muy dependientes del mercado único por cuestiones geográficas. En realidad, estar fuera de la UE les concede poca o ninguna autonomía para moldear las reglas.

El Reino Unido, obviamente, es un país más grande e influyente, y es posible que tuviera más fuerza en las negociaciones que los cuatro de EFTA. La pregunta es si esa influencia sería mayor dentro o fuera de la UE.

Actualmente, el Reino Unido participa en la redacción de las normas del mercado único europeo. No es solo uno de los 28 participantes, sino que con su comisaría europea de servicios financieros, el Reino Unido mantiene una posición clave en el proceso decisorio en un área fundamental. En términos más generales, el Reino Unido solo se encuentra detrás de Alemania en altos cargos en Bruselas. Aunque la influencia británica en el Parlamento Europeo ha descendido, sobre todo desde la retirada de los conservadores del Partido Popular Europeo, el país mantiene una pujanza importante.

Abandonar la UE implicaría que el Reino Unido tendría que negociar acuerdos de comercio bilateral con los socios preferenciales de la UE (quizá pronto también con Japón y Estados Unidos) si pretende conservar el mismo acceso a los mercados de estos países que disfruta actualmente. Y negociar esos acuerdos comerciales es una tarea a largo plazo.

Desde el cambio de milenio, el plazo medio para concluir un acuerdo comercial ha sido de 3,5 años en EEUU, 5,6 en Canadá y casi 7 en la UE. Desde luego, el comercio sufriría en ese intervalo. En resumen, ser miembro de la UE otorga al Reino Unido mucha influencia y la capacidad de ejercer la soberanía al nivel europeo. Si abandonase la UE, tendría que decidir si negociar con la UE y el resto del mundo los términos de acuerdos comerciales o decantarse por el aislamiento. Aislamiento significa "soberanía" en cierto sentido, pero implicaría un alto precio para una economía tradicionalmente abierta como la británica.

Continuar comerciando con países de Europa y el resto del mundo exigiría largas negociaciones. Y las transigencias en normativa y estándares de producto serían inevitables. Algunos lo considerarían de nuevo una pérdida de soberanía. En último término, compartir la soberanía siendo miembro de la UE es la mejor manera de dar forma al comercio, dentro y fuera de Europa, en función de los intereses británicos. Sencillamente, es un mito que dejar la UE permita recuperar mucha soberanía.

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