Firmas

Desencuentro provisional entre la clase dominante y la que reina

Nicos Poulatnzas (1936-1979) fue un sociólogo francés, de origen griego, que describió la estructura y el funcionamiento del bloque dominante en la sociedad del capitalismo avanzado. Mantenía que el denominado estatus estaba constituido por la clase dominante, que ejercía la hegemonía económica, social, ideológica y de valores y la clase reinante que ejercía el dominio a escala política pero al servicio de los intereses, pautas e ideas que cohesionaban a la sociedad. En consecuencia la llamada clase dominante ejercía la hegemonía.

Poulantzas admitía que, a veces, se producía un desencuentro entre ambas fracciones pero que al final se resolvía con la vuelta al redil de las fuerzas políticas inherentes al sistema. Ha tenido que ser Felipe González el que ha recordado a propios y extraños cuál es el proyecto al que se debe la clase reinante española y en consecuencia les ha leído la cartilla sobre lo que deben hacer. Sin embargo, la admonición ha sido desoída. ¿Por qué?

El PP ha llegado a las más altas cotas de pérdida de credibilidad a causa de una corrupción que no cesa de manar. El PSOE teme perder más electorado si se arriesga a una aventura de pactos con la derecha oficial. Ciudadanos lo hará si lo hacen todos y los nacionalistas, identificados con la actual UE, están priorizando sus señas de identidad porque no ven en peligro su apuesta europea.

Tres escenarios posibles

El desencuentro y el cierre de filas se producirá en torno a tres escenarios posibles: nuevas elecciones, un candidato común de consenso que ejerza dos años o tal vez un pacto entre PSOE y Podemos en el que éstos se arriesguen a reeditar, pero en precario, la experiencia de Syriza y Tsipras.

El caso es que al final la clase dominante y la reinante se encontrarán para poner en marcha el proyecto de una segunda Transición. Salvo que los partidarios del Proceso Constituyente construyan, sobre la base firme de lo que hay, su alternativa social, política y ética. Porque ahora no están, aunque millones de ciudadanos los esperen.

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