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Desgracias turísticas turcas

  • El último atentado aumenta el miedo a viajar a países musulmanes

Durante los últimos 12 meses ha tenido lugar una serie de atentados contra turistas o intereses turísticos en diferentes partes del mundo. De todos ellos el que tendrá mayores consecuencias en el campo turístico es el que sucedió recientemente en el corazón de Estambul, en el que murieron 10 turistas alemanes y otros han sido heridos.

Veamos por qué: Turquía recibió unos 40 millones de turistas el pasado año, de los cuales unos 10 visitan Estambul y cerca de 30 los destinos de sol y playa del Mar Egeo. Los turistas que van a la ciudad del Bósforo proceden de muy diversos lugares: de países vecinos que acuden a la metrópoli de la zona; europeos que quieren visitar una de las ciudades más interesantes del mundo y ciudadanos de otros sitios que aprovechan los servicios de interconexión de Turkish Airlines, a precios muy asequibles. Debido a esos motivos la estacionalidad es baja. Compite con los grandes destinos europeos, tipo Londres o París, y con Barcelona, pero con precios muy inferiores.

Los otros 30 millones van fundamentalmente a los destinos de sol y playa de la costa egea, casi la mitad a la zona de Antalya. Los principales clientes son los alemanes y los rusos, que constituyen un tercio de la clientela de la costa. En términos generales es turismo familiar de todo incluido, que se aloja en hoteles modernos con grandes espacios entre las edificaciones y la playa a unos precios muy competitivos internacionalmente, especialmente tras la devaluación del 25% de la lira turca en el último año y una cotización de tres liras por euro. Los principales competidores de este segmento son Grecia y España, especialmente las Baleares, con infraestructuras más antiguas, aunque renovándose rápidamente, menos espacios comunes y más oferta complementaria.

El último atentado va a tener las siguientes consecuencias:incremento del miedo a viajar, en primer lugar a cualquier sitio, en segundo lugar a países musulmanes, poniendo un clavo más en la tumba del turismo egipcio, que terminó el año con una caída del 40% en el número de turistas, y otra en el tunecino y, finalmente y de manera muy especial, a viajar a Turquía. Los muertos han sido alemanes, con la consiguiente cobertura internacional. El atentado en Ankara de 2015, aunque causó 140 muertos, no provocó víctimas extranjeras y en consecuencia poco afectó al turismo.

En segundo lugar, disminución drástica del turismo a Estambul de manera inmediata eliminando el único destino que funciona correctamente en esta época del año. La mayor parte de los potenciales turistas que dejen de ir van a optar este año por quedarse en casa a la espera de que mejore la situación si es que lo hace. Una minoría irá a lugares alternativos, entre ellos, Barcelona.

Pero los efectos más graves serán en el turismo de sol y playa. Enero es el mes en que se efectúan el mayor número de reservas de paquetes de turoperadores para las vacaciones familiares de verano especialmente en los mercados alemán y británico, el tercero por importancia (el ruso reserva con posterioridad). En estas condiciones las reservas se van a reducir al mínimo; los turoperadores van a presionar a los hoteleros a bajar precios, ya de por sí bajos, y aumentarán sus cupos en destinos alternativos pagando más por las nuevas reservas y elevando los precios en la venta al público. Mallorca, pues, será más cara este verano para el alemán o inglés que no haya reservado anteriormente.

Los rusos, con un rublo aún más devaluado que la lira, con un futuro económico oscuro por la baja cotización del petróleo y con restricciones gubernamentales para viajar a Turquía, se van a quedar este verano en su inmenso país. Los de mayores recursos viajarán a Tailandia y, en menor medida, a España Grecia y Chipre, pero al reservar más tarde se van a encontrar con precios superiores a los actuales, excepto quizás en Canarias.

Y finalmente, los españoles, que este pasado año viajaron un 5,5% más que el año anterior en su propio país, en un claro proceso de recuperación, se van a encontrar cuando quieran reservar, a última hora como siempre, con precios hoteleros notablemente superiores a los del año pasado en la costa mediterránea y en las Baleares y con buenas ofertas en Canarias desde Semana Santa a finales de octubre. También se verá beneficiada la oferta extrahotelera y sus intermediarios como AirBnB, la demanda de cuyos productos aumentará notablemente.

En fin, ganadores la industria turística española y la griega y perdedores los consumidores europeos, incluidos los españoles que todavía no han reservado a no ser que a última hora superen el miedo a viajar con ofertas baratas y decidan ir finalmente a Turquía.

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