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El golpe más duro contra el Estado Islámico

  • El mundo ha visto que no es imbatible y que derrotarlo no es una utopía

La debilidad del autoproclamado Estado Islámico es un hecho. El grupo extremista, que en junio de 2014 proclamó la creación de un califato, ha sufrido varias derrotas tanto en Siria como en Irak. En 2015 ha perdido más del 15% del territorio que dominaba hace un año.

Esta semana ha recibido el golpe más duro. El Gobierno de Irak anunció la "total liberación" de Ramadi. La gran ciudad, a tan solo 100 kilómetros al oeste de Bagdad, estaba en manos del EI desde mayo. Capital de la provincia de Al-Anbar, era un bastión clave y una plataforma de los yihadistas para amenazar la capital. Se informa de la muerte de más de 1.000 combatientes del EI, entre los que figuran árabes y extranjeros. No se ha divulgado cuántos soldados murieron.

Después de Tikrit, Baiji y Sinyar, Ramadi es la cuarta ciudad grande en Irak reconquistada por las fuerzas iraquíes.

Es un espaldarazo a la coalición internacional liderada por EEUU, que apoyó con bombardeos al ejército iraquí en la operación militar que había comenzado en noviembre, tras intentar durante meses cortar las líneas de suministro a la ciudad. En total, EEUU bombardeó desde el aire 630 veces la zona para respaldar a las tropas. El avance del ejército fue relativamente lento, al negarse el gobierno a utilizar las milicias chiíes, que él mismo había armado para luchar contra EI. Estos grupos cometieron masivas violaciones de los derechos humanos en abril, cuando lograron recuperar el control de Tikrit al norte.

Y es importante, además, por dos razones. La primera: el Estado iraquí lucha por volver a ganarse la confianza de toda su población y la victoria lava la imagen de sus FFAA, muy criticadas tras perder amplias franjas de territorio a manos de los extremistas. La segunda: obliga al EI a renunciar a uno de sus objetivos primordiales que era la conquista de Bagdad.

Poco antes de la derrota en Ramadi, el líder del EI, Abu Bakr al-Baghdadi, parecía reconocer la amenaza para su califato. En un mensaje admitía por primera vez que EI está sufriendo por los bombardeos en Siria y en Irak.

Es, pues, sin duda, un éxito del Gobierno del primer ministro, Haidar al Abadi. Su Ejecutivo junto a los aliados y con las Naciones Unidas debe abordar de manera rápida y efectiva la recontrucción y todas las medidas necesarias para permitir el regreso a Ramadi de sus habitantes. Por otra parte, la liberación y el control no es "total" como se afirma.

Un número indefinido de combatientes islamistas, aunque han abandonado el centro, se han refugiado en distritos y barrios periféricos de Ramadi. Otro problema son los cientos de artefactos explosivos escondidos en sus edificios y calles, limitando extraordinariamente el movimiento del ejército.

La fuerza del grupo terrorista sigue siendo enorme, como demostró no solo con los atentados en París y el derribo del avión ruso sobre el Sinaí. Bajo su control continúan dos ciudades esenciales: Mosul en Irak y Raqqa en Siria, consideradas las "capitales" del califato. Ramadi es solo un paso para acabar con esa tiranía.

Es precisamente la liberación de Mosul, la segunda ciudad de Irak, el próximo objetivo. Allí Al-Baghdadi proclamó la creación del califato y su caída sería ciertamente un golpe fatal para el EI.

En Siria una coalición de grupos kurdos y árabes - las Fuerzas de Siria Democrática - lanzaron una ofensiva para recuperar la ciudad de Raqqa con el apoyo de la fuerza aérea rusa. La aviación de Putin dirigió asimismo varios ataques para reforzar al Ejército Libre Sirio en la liberación de la ciudad histórica de Palmira, en Siria, también en manos de EI.

El avance en Ramadi supone la victoria más importante sobre los yihadistas del EI. Con todo, el ejército iraquí no ha sido su principal enemigo en 2015. Tampoco lo fue la coalición internacional, ni Rusia, que comenzó sus bombardeos el octubre pasado. Según un informe de la revista militar IHS Jane?s, han sido los separatistas kurdos los combatientes más efectivos. Han triplicado este año los territorios bajo su control. Gran parte del territorio perdido por el EI fue a manos de las unidades kurdas y se encuentra en el norte de Siria, en la frontera con Turquía.

El EI ha pasado de tener una estrategia ofensiva a una defensiva. Los bombardeos destruyeron depósitos logísticos e hicieron perder varias rutas de abastecimiento reduciendo su capacidad de movimiento. Por otro lado ha perdido muchos kamikazes, fundamentales en sus ataques.

Conviene la cautela. Pero el mundo ha visto que el EI no es imbatible y derrotarlo ha dejado de ser una utopía. Es la mejor noticia para 2016.

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