
Cerca de 60 altos cargos, empezando por el gobernador del Banco de España, comparecen esta semana en el Congreso para presentar los Presupuestos de 2016. Una ocasión para que el Gobierno explique sus políticas a través de ellos.
El catedrático de economía Pedro Fraile recuerda que Shumpeter decía que la ideología de un ministro de Hacienda no está en sus declaraciones, sino en los números de las cuentas que elabora. En ese sentido, los PPGG2016 no pueden tacharse de derechas como indica el PSOE. Si lo fueran no admitirían un déficit programado (2,8% del PIB). Tampoco harían hincapié en el aumento de gastos sociales, ni mantendrían la inversión pública en la línea keynesiana buscando la recuperación del empleo; ni mucho menos, aumentarían linealmente el salario de los funcionarios públicos (1%) en una época en la que los salarios del sector privado se han reducido.
En las circunstancias actuales las cuentas que hubiera presentado un Gobierno sensato del PSOE (de los de Felipe Gonzalez) hubieran sido muy similares a las que ha elaborado el Ejecutivo de Rajoy. La crítica del grupo socialista es paradójica. Como todas las cuentas se pueden mejorar, pero rechazarlas de plano desde una postura de centro-izquierda es absurdo. Eso deberían dejarlo claro los portavoces populares durante el debate.
Son unos presupuestos que bien podría mantener una "gran coalición" (PP/PSOE) después de las elecciones generales si hubiera que acudir a esta fórmula para dotar de estabilidad política a la economía, al estilo de la Alemania de Merkel. ¿Será eso lo que anuncian?
La otra crítica del PSOE a estos Presupuestos es que no son adecuados para consolidar la recuperación económica. Afirmación que implica el reconocimiento de que las cosas van bien. Y nadie mejor que el Gobierno que ha gestionado esa recuperación sabe lo que se necesita para consolidarla. En resumen: ¿Presupuestos PPSocialistas?