
En la lista de Ahora Madrid, que ha elevado a la Alcaldía a Manuela Carmena, con los votos gratis et amore del PSOE, había personas de comportamientos previos deplorables. Por ejemplo, Rita Maestre, nombrada portavoz de la Alcaldía, está imputada por la invasión de una capilla, lo que constituye un delito contra la libertad religiosa.
Leamos lo que dice la versión del fiscal: "Los manifestantes invadieron el espacio destinado al altar, portando imágenes del Papa con una cruz esvástica (?) Rita Maestre Fernández, así como otras mujeres no identificadas se desnudaron de cintura para arriba. Luego abandonaron la capilla al grito de "vamos a quemar la Conferencia Episcopal", "arderéis como en el 36", etc., etc. Sin comentarios.
Guillermo Zapata iba a ser nombrado concejal de Cultura cuando se le descubrieron varios tuits despectivos con las víctimas: desde los judíos asesinados por los nazis a las niñas de Alcaser pasando por Irene Villa. Tampoco haré comentarios, pero recurriré a Santos Juliá: "¿Habrían consentido sus compañeros la presencia de alguien que hubiera difundido un chiste en el que los asesinados en un despacho de abogados de Atocha se despreciaran?"
¿Listas ocultas?
Pues bien, yo creo que los madrileños teníamos derecho a saber estas cosas antes de ir a las urnas, y quien encabezó esa lista tenía la obligación de apartar a tales energúmenos, o de apartarse ella, y no vale aquí la disculpa de la ignorancia, ni sirve tampoco ejercer de capitán en un barco con una tripulación de piratas.
¿Quién nos ha quitado ese derecho a conocer estos antecedentes? En primer lugar, la malicia de quien esconde sus intenciones tras un mascarón de proa y, en segundo lugar, una prensa que, en buena parte, en lugar de informar se ha dedicado a manipular, por ejemplo, a favor de Ahora Madrid olvidando su obligación: la de decirnos quiénes estaban detrás de la señora Carmena.