Firmas

De las madres de la limpieza de Carmena al desafío de Colau

Manuela Carmena y Ada Colau.

Por mucho que Juan Rosell se vea obligado a decir que a las empresas no les preocupa la llegada a los gobiernos municipales de Podemos y sus múltiples franquicias, la realidad es que entre los empresarios no sólo existe preocupación, sino auténtica inquietud por lo que ocurre ahora y por lo que puede ocurrir tras las generales de final de año.

Tanto es así que Manuela Carmena, y más concretamente su propuesta de que cooperativas de madres se encarguen de la limpieza en los colegios e institutos madrileños, se convirtió ayer en protagonista involuntaria de la Junta Directiva de CEOE, previa a la Asamblea General.

Y lo fue a instancias del presidente de la patronal madrileña de limpieza, Aelma, quien expresaba su alarma por el futuro de las empresas del sector y, sobre todo, por el de los 20.000 trabajadores a los que estas empresas dan empleo. ¿Los mandarán al paro?, se preguntaba, para a renglón seguido interrogarse por el salario que percibirían las madres de la limpieza de Carmona. Una pregunta que no es balad,í porque nadie ha dicho si cobrarán por nómina o en negro, si cotizarán a la Seguridad Social o si pagarán impuestos.

Claro que esto ocurre cuando se tiene que pasar de la demagogia a lo posible y de la utopía a la gestión. O se manejan todas las variables y se gobierna con la praxis o acabamos por hacer un pan con unas tortas y, nunca mejor dicho, con la casa sin barrer.

Pero no fue sólo la alcaldesa de Madrid. También su homóloga de Barcelona estuvo en la boca y en las inquietudes de los empresarios, tras las amenazas inquietantes con que Ada Colau ha respondido al requerimiento de la patronal catalana para que no se paralice la actividad económica y mantenga el modelo de progreso de la ciudad. Amenazas acompañadas de un lenguaje más propio de la izquierda trasnochada de la Transición y de un acercamiento a Pimec, la organización adversaria de Foment, mas complaciente con el secesionismo de Artur Mas.

Y también se habló allí de Pedro Sánchez y su "deriva radical", que ni se entiende ni convence. Pero esa es otra historia.

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