Firmas

Complaciente enemistad

Ningún Gobierno del mundo civilizado pone en duda que el Estado Islámico (EI) es mucho más que una amenaza. Tampoco son parcos en sus condenas? verbales. Pero si examinamos el mapa de operaciones del EI hay algo que llama poderosamente la atención. Algo que ningún militar puede explicar.

El Estado Islámico comenzó su carrera de éxitos hace más de un año dejando de ser un acontecimiento terrorista local para convertirse en una realidad que se extiende en miles de kilómetros y con un esfuerzo bélico que significa un enorme consumo de material de guerra. Las armas semipesadas y pesadas requieren un mantenimiento que en un clima hostil como es el desierto sirio-iraquí es una pesadilla.

Más de un año de guerra exige un suministro continuado de material, municionamiento. Si el EI está rodeado de enemigos mortales: Irak, Irán, Turquía, Jordania y Siria, ¿de dónde obtiene la logística? De Alepo a Tikrit hay centenares de kilómetros. De un lugar a otro se requieren miles de vehículos para transportar hombres y medios. Es cierto que el EI dispone de pozos y refinerías pero ¿por qué no se han bombardeado los puntos sensibles para dejarlos inoperativos, algo elementalmente sencillo? Y sin gasolina no hay guerra.

¿Cómo es posible que el parque automovilístico se mantenga incólume a pesar de destrucciones y usura de combate? El talón de Aquiles del EI es su sobreextensión. Su reciente conquista del oasis de Palmira es una misteriosa proeza: han proyectado ¿5.000 hombres? a través de más de tres centenares de kilómetros de desierto, desde su base de Deir es Zour. ¿Cómo se explica que el hegemónico poder aéreo occidental haya permitido que centenares de vehículos transporten y aprovisionen durante semanas a este ejército operando en una llanura desprovista de cualquier lugar donde esconderse? "Algo podrido huele en Dinamarca" (Siria, Irak), afirmó Hamlet.

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