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El futuro del turismo en Madrid y Barcelona

Si damos por supuesto que tanto Manuela Carmena como Ada Colau van a estar al frente de los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona, estaremos ante el cambio más importante en la política municipal desde la Transición.

Un vistazo a los programas de las candidaturas ganadoras ya nos indica que a Barcelona en Comu le interesa mucho más el turismo que a Ahora Madrid. El programa de BEC quiere "establecer una moratoria de concesión de nuevas licencias para todos los tipos de alojamientos turísticos, hasta la aprobación del Plan Especial Urbanístico de regulación del Turismo", mientras que el de Ahora Madrid sólo cita al turismo indirectamente, al indicar que separarán las áreas de Cultura y Turismo en las correspondientes concejalías y que se paralizaran las principales operaciones urbanísticas.

Lo primero que hay que indicar es que en ambos casos, y especialmente en Barcelona, se va a gobernar en minoría, lo que obligará a pactar el programa que efectivamente se implemente. Hasta que se llegue a acuerdos, habrá incertidumbre, siempre negativa para los inversores, pero que no preocupa a los potenciales turistas.

Todas las previsiones nos indican que durante los próximos años el turismo a ambas capitales va a crecer del orden de un 4 por ciento anual, independientemente del Gobierno del que se doten. Se basan en la situación económica de los principales mercados emisores y la paridad del euro respecto al dólar y a la libra esterlina -americanos e ingleses son dos de los principales clientes de ambas ciudades- así como la programación de las compañías aéreas, como ha quedado de manifiesto en la valoración de Aena en su reciente privatización parcial.

Asunto distinto es el de los inversores. Durante los últimos años ha tenido lugar un gran movimiento en el campo de la hotelería en ambas ciudades, lo que ha provocado una importante subida de las valoraciones que, en el caso de algunos hoteles de lujo, han llegado a ser de cerca de un millón de euros por habitación incluyendo las reformas . El mercado necesita un respiro y la situación política puede ser una buena disculpa. En Barcelona la tendencia de fondo es ya vendedora, mientras que en Madrid las preferencias siguen siendo compradoras.

En relación a la promoción, los expertos no esperan grandes cambios en Barcelona, donde Turismo de Barcelona, un organismo público privado que ha funcionado con éxito, cuenta con suficiente apoyo y consigue prácticamente financiarse gracias a actividades propias como el Bus Turístico. Por otra parte, un tercio de lo recaudado localmente con la tasa turística implantada por la Generalidad se dedica a la promoción de la ciudad. El nuevo consistorio pedirá que se dedique no sólo a promoción sino especialmente a paliar los efectos negativos del turismo en los barrios más afectados.

En el caso de Madrid, y tras muchos años de promoción separada por parte de la Comunidad y el Ayuntamiento, la recién creada Asociación Turismo Madrid, 51 por ciento privada, no sobrevivirá en su forma actual, básicamente gestión privada con inversión pública, lo que significara un nuevo parón en la necesaria promoción de la capital.

Barcelona y Madrid son dos casos totalmente distintos en este campo. La capital catalana juega en la primera división mundial y es un modelo, desde 1992, para muchas ciudades. El peso del turismo internacional es mucho mayor que en Madrid, casi el doble de ingresos por este concepto. Es el primer puerto del Mediterráneo para cruceros. Lo que ocurre es que está muriendo de éxito y va camino de convertirse en una nueva Venecia, ciudad sin alma. La concentración de casi todos los turistas en la Ciudad Vieja y en la zona de la Sagrada Familia y la reacción de los vecinos -Ada Colau vivió diez años en la Ciudad Vieja y ahora vive en Sagrada Familia- obligara al nuevo consistorio a tomar medidas que favorezcan a los habitantes, que tomen en cuenta la capacidad de carga y que, al tiempo, mantengan el empleo -unas 120.000 personas trabajan en ese sector-, que representa el 14 por ciento del PIB. La primera de ellas será el mayor control de los apartamentos turísticos, tanto los legales como los ilegales, que afectan negativamente a la calidad del turismo en la ciudad.

En Madrid el turismo está mucho más repartido y no afecta negativamente a los ciudadanos. Depende mucho más del turismo de negocios y de los congresos.

Dos situaciones diferentes, pero una misma conclusión: el cambio político no va a afectar a las tendencias turísticas en los próximos años.

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